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El ataque de los tiburones prehistóricos

Encuentran evidencias de que una ballena fue atacada brutalmente por un grupo de tiburones prehistóricos hace 5 millones de años. El grupo de paleontólogos que ha descubierto los restos, reconstruye la escena a partir de las huellas de dientes clavadas en el fósil de la ballena encontrada en un yacimiento arqueológico de Huelva. Hay que ver la de cosas que se pueden llegar a ver mirando unos trocitos de piedras enterradas en el suelo.

Fernando Muñiz, más que el director de un equipo de científicos, parece el Steven Spielberg español, porque la historia que acaba de sacar a partir de unos restos fósiles encontrados en la zona, son más propios de la película Tiburón que de una investigación paleontológica. Les ha costado 4 años llegar hasta los resultados finales pero después de observar, limpiar y ordenar el material hallado en el yacimiento, han concluído que hace 5 millones de años, un grupo de rabiosos tiburones atacaron con saña a una ballena y le arrancaron parte de la carne de la boca a dentelladas (eso sí que es el beso de la muerte).

El equipo de paleontólogos, formado por científicos pertenecientes a las Universidades de Huelva, Copenhague y al Instituto de Investigaciones Geocientíficas de California, ha encontrado, según comenta Fernando Muñiz, en una de las mandíbulas inferiores de la ballena "extrañas marcas y fracturas en la superficie del hueso, así como numerosos dientes en la arena que lo cubría", por lo que interpretan que se trata de "un excepcional ejemplo de interacción trófica entre depredadores carroñeros (tiburones) y una presa (una ballena)". Los restos del enorme animal, que han sido objeto de estudio por parte de los paleontólogos, pertenecen a parte del cráneo recuperado en 2006 en Huelva capital.

Las primeras imágenes que acuden a nuestra mente cuando pensamos en una manada de feroces tiburones son escenas de los bichos triturando en vida a una pobre ballena indefensa. En realidad los hechos ocurrieron de una manera algo menos violenta. Se trata más bien de un ataque carroñero cuando el animal yacía muerto en el fondo del océano, a unos 60 metros de profundidad, en los tiempos en que Huelva aún se encontraba sumergida bajo las aguas. La excepcional conservación de los fósiles demuestran este hecho porque las marcas que poseía la ballena se produjeron  “durante un brutal ataque por parte de una manada de tiburones a la hora de consumir la carroña o carne del cadáver de la ballena, donde los puntiagudos, afilados y cortantes dientes de los tiburones llegaron a rozar o clavarse en los huesos".

Termina Muñiz su espectacular relato comentando que “dejaron marcas, posiblemente debidas a punzadas de tanteo, es decir, cuando uno o varios tiburones dieron simples mordisco al hueso de la mandíbula pero no para arrancar trozos de carne sino más bien para tantear la posible comida. Por otra parte, hay marcas lineales de mordidas, como arañazos, que si reflejan una mordida con el posterior y típico movimiento lateral de la cabeza del tiburón para intentar separar la carne e ingerirla… y lo más espectacular, se han hallado dientes clavados en el hueso de la mandíbula de la ballena".

La crueldad de la naturaleza no tiene límites pero así es como funciona. Al menos, en este caso, la ballena no sufrió. Descanse en paz (y los tiburones también).

Escrito por imported_Kir

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