Imaginarlo es horrible. Verlo en imágenes es terrible. Pero que haya quedado registrado en vídeo es absolutamente desesperante. El cambio climático está haciendo desaparecer regiones enteras del planeta Tierra, y uno de los muchos animales que sufre esas modificaciones con especial dureza es el oso polar. La pérdida de hielo bloquea el acceso a su fuente principal de alimento, y básicamente los condena a una lenta y dolorosa muerte.
Discutir con los negacionistas ya no tiene sentido. La verdad es una sola, y sabemos cuál es: La Tierra se está calentando, los hielos se derriten, la pérdida de hábitats se acelera, y el número de animales en peligro de extinción aumenta. Lo que vamos a ver a continuación es espantoso, no lo negamos. Algunos probablemente se pregunten si es necesario viralizar el sufrimiento de animales para exponer al problema del cambio climático. Y como están marchando las cosas, la respuesta a esa pregunta es un rotundo sí. Nuestros logros hasta ahora no alcanzan. Seguimos dependiendo del petróleo, del plástico, del carbón. Todas las leyes, prohibiciones y directivas que buscan modificar la situación apuntan a 20 o 30 años en el futuro. No sirve, necesitamos más. ¿Todavía quedan dudas al respecto? Miren esto:
Este corto fue registrado por la expedición Sea Legacy a la Isla de Baffin, en Canadá. El fotógrafo Paul Nicklen lo explica con una dureza muy franca: Tenemos que compartir lo hermoso y lo conmovedor para derribar las paredes de la apatía. La atrofia muscular, la ausencia absoluta de energía, la constante búsqueda de algo que le permita llenar su estómago. Los expertos le daban pocas horas más de vida (un día como mucho) a ese joven oso polar… más de lo que aparenta. También están convencidos de sus predicciones: Los osos polares desaparecerán en un siglo si no hacemos algo, y van a desaparecer así, metiendo la cabeza en barriles y revolviendo la basura.
¿Soluciones? Las conocemos muy bien, el problema es que no las ponemos en práctica: Detener la deforestación, reducir el impacto de la agricultura y la ganadería, disminuir drásticamente el consumo de combustibles fósiles, ser más eficientes. Los comentarios en la red gritan «¡alimenten a ese oso!». Aún si fuera eliminada la ley que lo prohíbe, el problema de fondo no cambia. Otros dicen «¡hay que moverlos a la Antártida!», pero es una solución parcial a cambio de múltiples nuevos problemas. Toda la fauna del continente helado quedaría afectada por la introducción de un nuevo depredador. El cambio climático demanda que cambiemos nosotros. Si no lo hacemos, ese oso muerto de hambre será una postal cada vez más común.
Vivimos en un mundo implacable. De igual modo lo acabará siendo para todos nosotros.
Oh mi Dios que hemos hecho!…