El «furor» del 3D fue un verdadero fracaso en las salas de estar, y tiene una presencia cada vez menor en los cines, pero eso no significa que debamos detener nuestros experimentos. Existen diferentes maneras de reproducir ese efecto, y una de ellas tiene casi cien años: Se la conoce como el «efecto Pulfrich», y su descripción oficial nos habla de un problema de latencia en el sistema visual, creado al dejar un ojo expuesto, y el otro en un entorno oscuro.
En términos muy relajados, el efecto 3D estándar funciona enviando una imagen a cada uno de nuestros ojos en simultáneo, realizando la separación correspondiente con la ayuda de filtros especiales (como las clásicas gafas, ya sean pasivas o activas). Este par estereoscópico busca optimizar (hasta cierto punto) la ilusión de profundidad, pero el proceso hace obligatorio el uso de las gafas, o de lo contrario la pantalla se verá horrible. Sin embargo, hay excepciones a la regla, y hoy vamos a explorar una: El efecto Pulfrich. Descubierto por el físico alemán Carl Pulfrich en 1922, el efecto puede ser reproducido con cierta facilidad, aunque existen condiciones de salud que lo generan espontáneamente, como la neuritis óptica y las cataratas. ¿Quieres hacer la prueba? Si la respuesta es afirmativa, toma un par de gafas de sol, cubre sólo tu ojo derecho con ellas, y mira este vídeo que es 2D y 3D al mismo tiempo:
El corto publicado por Tom Scott lo explica de maravillas. El efecto Pulfrich surge a partir de una ligera demora que sufre el combo «ojos-cerebro» al procesar imágenes oscuras. La duración de dicha demora depende del brillo relativo de las imágenes, pero en general es de un cuadro de vídeo. Si te colocas las gafas de sol solamente en el ojo derecho, la imagen recibida llegará con un retraso de un cuadro al cerebro. En otras palabras, lo que vemos son dos imágenes, separadas por el tiempo equivalente a un simple cuadro.
Ahora… eso no es suficiente para crear un par estereoscópico. El último componente es el desplazamiento, que en el vídeo aparece con el camarógrafo caminando en círculos alrededor de Tom. Al estar en constante movimiento, nuestro ojo derecho cubierto por las gafas de sol mantuvo la demora de un cuadro, pero una vez que se detiene, el efecto desaparece (la alternativa es mover los objetos dentro del cuadro principal). Por supuesto, el efecto Pulfrich está muy lejos de ser un 3D ideal, y sólo sirve para pequeños trucos, sin embargo, ya sabemos muy bien que al cerebro le encanta llenar vacíos.
¡Muy buena nota! Interesante el efecto este, me recuerda a los libros de Disney del Oko Mágico.