«2020, el Año de la Pandemia». Cuarentenas, protocolos, carreras por encontrar una vacuna. Aperturas, cierres, aperturas, cierres de nuevo. Gente caótica, autoridades perdidas, y entre todo eso… el tiempo, o mejor dicho, su paso. Algunas personas se asombran sólo con ver el reloj. Otras, ni siquiera saben qué día de la semana es. La percepción del tiempo está de cabeza, y una de las razones apunta al llamado Efecto «Oddball», que involucra a cambios bruscos y repeticiones constantes.
La percepción del tiempo es… complicada. Muchos tratan de estudiarla desde lo filosófico. Otros, se vuelcan de lleno a lo neurológico y lo fisiológico. Los consensos son pocos, y además debemos sumar el enorme impacto de las ilusiones. Para la física, la duración del segundo no ha cambiado (9.192.631.770 oscilaciones de la radiación emitida en la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado del isótopo 133 del átomo de cesio a 0 K), pero entre nosotros, hay días en el que parece valer doble, y en otros es cortado a la mitad.
¿Quieres una demostración? La gente de Reuters ha compartido una serie de ejercicios bajo el artículo «Why Time Feels So Weird in 2020», y garantizo que los resultados te sorprenderán más de una vez. Allí se exploran conceptos como la «Ilusión del Tiempo», y destaca que de acuerdo con los neurocientíficos, no hay un «órgano» o «sistema» encargado de medir el paso del tiempo. Por el contrario, los psicólogos indican que está atado a múltiples factores, incluyendo al emocional.
Uno de los efectos que más nos interesa es el «Oddball», algo así como «bicho raro» según varias traducciones automáticas. El efecto Oddball sugiere que los humanos suelen sobreestimar la duración percibida de eventos excepcionales dentro de una serie de eventos idénticos y homogéneos… lo cual explica mucho en esta era de COVID-19. Días y semanas enteras que esencialmente «pasan volando» en nuestra cabeza, con situaciones aisladas que parecen casi congeladas en el tiempo.
¿Cómo funciona esto exactamente? Un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Tubinga en Alemania propone dos explicaciones: Una «supresión de repeticiones» de bajo nivel, y una «expectativa de estímulo» de alto nivel. En otras palabras, al tener un registro previo del «objeto repetido» en la memoria le prestamos menos atención, y se siente como si el tiempo pasara más rápido. Por el contrario, cuando un «nuevo objeto» aparece, nuestra atención se enfoca en la creación de una nueva memoria, provocando que la percepción del tiempo se vuelva más lenta.
En resumen, el efecto Oddball es uno de los motivos por los que una parte de nuestro tiempo en cuarentena transmite la sensación de haberse esfumado en el aire. Personalmente, aún no puedo creer que el calendario ya indica 8 de agosto, cuando mi cerebro grita que la pandemia empezó antes de ayer. Como si fuera poco, el efecto Oddball también es responsable por la aceleración en la percepción del tiempo a medida que envejecemos. ¿Quieres saber más? Tenemos una artículo completo al respecto.