Un exhaustivo informe que encargó el gobierno estadounidense ha concluido que los datos que se manejan sobre la incidencia negativa de la piratería sobre la economía son falsos. Ni expolios millonarios, ni miles de puestos de trabajo perdidos, ni industrias cerradas. Todo mentira. Y hay que recordar que, aunque el estudio trata sobre la piratería en general (falsificación de productos, sean tangibles o no) los Estados Unidos son unos de los más firmes defensores de la propiedad intelectual, por tanto, no parecen sospechosos de parcialidad con respecto al tema de la piratería referida al ámbito de los derechos de autor digitales.
Ya era hora. Los temibles Estados Unidos, creadores de leyes durísimas para perseguir la cultura digital gratuita, baluartes de la batalla contra el intercambio de archivos protegidos, acaban de anunciar de manera oficial que todo lo negativo que se ha dicho sobre la piratería es falso. Lo han reconocido tras un concienzudo estudio realizado por la GAO, (Oficina de Responsabilidad Gubernamental, conocida como "el brazo investigador" o el "perro guardián" del Congreso). El escrito refleja unas conclusiones realmente contundentes: "Las estimaciones del Gobierno de EEUU sobre las pérdidas económicas resultantes de la falsificación no pueden corroborarse debido a ausencias en los estudios utilizados".
Y remata "en general, el carácter ilícito de la falsificación y la piratería hace que la estimación del impacto económico de las infracciones de propiedad intelectual resulte extremadamente difícil. El valor en dinero que se le asigna a lo que supuestamente se perdió por esta actividad son meras suposiciones". Se puede decir más alto pero no más claro.
La GAO ha realizado un análisis de lo más intensivo y completo. Ha revisado las investigaciones existentes sobre los efectos de la falsificación y la piratería en los consumidores, las industrias, el Gobierno y la economía de EEUU. Esto significa que la Oficina entrevistó a funcionarios y expertos en la materia de los organismos de Gobierno, a asociaciones industriales, organizaciones no gubernamentales e instituciones académicas, y revisó la literatura y los estudios de cuantificación o discusión de los impactos económicos de la falsificación y la piratería en la economía, la industria, el Gobierno y los consumidores. Aparte, revisó 3 de los informes particulares más populares sobre piratería, uno de ellos se suele citar mucho por los defensores de la propiedad intelectual y que dicen están respaldados por el gobierno (falso).
El primero es una estimación del FBI que decía que se perdían hasta US$250.000 millones al año debido a las prácticas de intercambio de archivos ilegales. La GAO afirma que “estaba en un comunicado de prensa de 2002 del FBI, pero los agentes de la entidad nos han asegurado que no hay estudios de datos de ese tipo o de la metodología utilizada para generar esa estimación, que no puede ser corroborada”. Los otros dos informes tratan sobre falsificación de bienes materiales pero se llega a la misma conclusión. La GAO desmintió además informes elaborados por la Business Software Alliance (BSA) y la MPAA (La SGAE estadounidense), destacando que se trata de suposiciones que – nuevamente – carecen de metodología clara y válida.
Se refieren a los estudios de Siwek, autor muy nombrado por las organizaciones encargadas de velar por los derechos de autor y que una vez revisadas por la GAO adolecen de los mismos defectos que las otras o incluso más, porque no contemplaban efectos paralelos de la piratería que pueden ser beneficiosos para el consumidor, como por ejemplo, que los bienes piratas dejan disponible más dinero a los consumidores, el que es luego gastado en otras partes de la economía (por lo que las pérdidas no son tales, sino que el dinero se redistribuye en otras áreas).
¿Niega entones la piratería la GAO? En absoluto. La organización afirma que el problema es “considerable” pero indica también que se han utilizado muchos malos datos, agregando incluso que hay expertos que han asegurado que hay “efectos positivos (de la piratería) en la economía, que deberían ser reconocidos también“. El caso del debate no es que exista o no exista la piratería sino cuantificar de modo preciso esas supuestas pérdidas que provoca en la economía global y que habían sido infladas artificialmente por los interesados en crear alarma social con el asunto. Duro golpe para las compañías audiovisuales el que acaban de darles desde el gobierno de los Estados Unidos, cuna principal de la lucha contra la piratería.