La Agencia de Información de Energía, parte del Departamento de Energía de los Estados Unidos, informó hace unos días que las emisiones de CO2 en los primeros cuatro meses de este año bajaron, en ese país, a niveles similares a los de 1992. En el informe presentado se explica que esta baja no se debe a acciones concretas puestas en marcha por el gobierno con el objetivo de cuidar el medio ambiente, sino a que los principales consumidores de carbón se han pasado a combustibles más limpios como el gas natural por que su costo es menor. Como sea, no deja de ser una buena noticia.
Según un trabajo presentado por la Agencia de Información del Departamento de Energía de los Estados Unidos, la emisión de dióxido de carbono (CO2) que ese país emita a la atmósfera ha disminuido lo suficiente como para constituir el menor nivel registrado en casi 20 años. Según revelaron los voceros de ese Departamento durante los primero cuatro meses de 2012 las emisiones de ese gas, responsable de buena parte del denominado “efecto invernadero”, bajaron a niveles similares a los detectados durante 1992. Se trata de hecho sorprendente que ni siquiera había sido previsto por la mayoría de los científicos que siguen de cerca la evolución de esas emisiones, ya que no tuvo lugar como resultado de las políticas de estado destinadas a convertir ese país en uno más limpio, sino que se debió principalmente a acciones del mercado: muchas plantas termoeléctricas han dejado de utilizar carbón (muy contaminante) y comenzado a quemar gas natural, que además de ser bastante más “limpio” es mucho más barato.
Michael Mann, director del Centro de Ciencias de la Universidad de Penn State, se ha referido a este tema, explicando que hay que tener un “cauteloso optimismo” respecto de estos indicadores, ya que “solo demuestra que las empresas están oyendo a sus billeteras” y no cuidando el medio ambiente. Lo que quiere decir Mann es que si mañana el carbón se convirtiese en un combustible barato, los responsables de las plantas generadoras de energía no dudarían en volver a utilizarlo para producir electricidad, volviendo a incrementar las emisiones de CO2. Roger Pielke (h), un experto en cambio climático de la Universidad de Colorado ha realizado una lectura más optimista de este informe, concluyendo que “esta es una lección que nos muestra que estamos dispuestos a utilizar energías limpias, siempre que sean más baratas, por lo que es posible desplazare las más contaminantes simplemente abaratando las primeras”. Suena bonito, pero no parece ser algo muy fácil de conseguir en el corto plazo.
Tanto el gobierno de los EE.UU. como los principales expertos del sector energético se han mostrado sorprendido por la velocidad con la que la industria de la generación eléctrica dejó de lado al carbón en favor del gas natural. En 2005 el carbón se utilizaba para generar aproximadamente la mitad de la energía consumida en los Estados Unidos. Hoy solo constituye el 34% del total, siendo el nivel más bajo desde fines de la década de 1960. Según este informe, ese país redujo en los últimos seis años sus emisiones de CO2 más que cualquier otro, pasando de unos 6.000 millones de toneladas métricas en 2007 a los 5.200 millones de toneladas previstas para este año. En comparación, China emitió unos 9.000 millones de toneladas métricas en 2011, 29% del total mundial, frente al 16% emitido por Estados Unidos. Irónicamente, el cambio de combustible de las generadoras de energía le ha permitido a los EE.UU. cumplir varios de los objetivos establecidos en por el tratado de Kioto contra el calentamiento global que ese país jamás ha ratificado.