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Echo 1 y 2: Los primeros satélites de comunicaciones de la NASA

Un diseño simple, y más robusto de lo que imaginaron

Echo

Todos conocemos la historia bastante bien: Sputnik llega a la órbita terrestre en octubre de 1957. Nueve meses después se crea oficialmente a la NASA, y en octubre de 1958 lanza a su primer satélite, el orbitador lunar Pioneer 1. La tecnología espacial ha avanzado mucho desde entonces, y el rol de los satélites es vital para el desarrollo global de las telecomunicaciones. Dicho eso, ¿cuál fue el primer satélite de comunicaciones de NASA? En realidad fueron dos, bajo el denominado Project Echo. Tus ojos no te engañan: La agencia fabricó un par de globos gigantes hechos de Mylar, con 30 metros de diámetro en el diseño más pequeño.


Explorar la historia de los satélites de comunicaciones no es un proceso tan sencillo que digamos. Si tenemos que hablar del concepto original, todas los caminos nos llevan a Arthur C. Clarke y su artículo Extraterrestrial Relays publicado en la revista británica Wireless World en octubre de 1945. Pioneer 1 fue el primer satélite de NASA «y» el primero en retransmitir comunicaciones, pero a nivel técnico era un orbitador lunar. Dos meses después de Pioneer 1 apareció SCORE, Signal Communications by Orbiting Relay Equipment, al que muchos consideran como el primer satélite de comunicaciones real del mundo. Sin embargo, ese proyecto era jurisdicción de ARPA/DARPA por su perfil secreto (solo 88 personas sabían de su existencia). Finalmente, llegamos a los satélites de comunicaciones Echo, los primeros de ese tipo bajo el ala de NASA, y los primeros en ser diseñados pensando en la retransmisión de señales como prioridad. Ahora, había un pequeño detalle…


Echo 2 durante una prueba de estrés

… ¡eran globos gigantes! Los satélites Echo actuaban como reflectores pasivos, haciendo rebotar señales de microondas para enviarlas a otra región del planeta. Técnicamente, Echo 1 era de hecho Echo 1A, porque el modelo original lanzado el 13 de mayo de 1960 terminó en el Océano Atlántico debido a una falla en el cohete Thor-Delta. Echo 1A tuvo su revancha tres meses más tarde, el 12 de agosto para ser precisos, y permaneció en órbita casi ocho años, duplicando el tiempo estimado por los expertos. Echo 1A medía 30.5 metros de diámetro, y estaba hecho de BoPET reflectivo, material al que conocemos comercialmente como Mylar. La pruebas de inflado en tierra demandaron 18.000 kilogramos de aire, pero al momento del lanzamiento, su masa apenas superó los 71 kilogramos (incluyendo los 15 kg de polvos de sublimación como parte del sistema de inflado).


Creo que el coche estacionado nos dice todo sobre su escala
Prueba de inflado de Echo 1

Echo 2 llegó a la órbita el 25 de enero de 1964, con algunas diferencias importantes. En primer lugar, era más grande que Echo 1, presentando un diámetro de 41.1 metros. Y en segundo lugar, la piel de Echo 2 (una combinación de Mylar atrapado entre capas de aluminio) tenía capacidad de rigidización, o sea, no necesitaba una presión interna constante para conservar su forma. Esta ventaja le permitió a la agencia simplificar el sistema de inflado, y ofrecer una mayor resistencia a los microimpactos, sin sacrificar la suavidad o la integridad de la esfera. Los datos disponibles colocan a la masa total de Echo 2 en 256 kilogramos, y con más de cinco años de aventura espacial, tuvo su reentrada final el 7 de junio de 1969.

(De nuestros archivos, publicada originalmente en abril de 2019, con algunas correcciones.)


Fuente: Damn Interesting


Escrito por Lisandro Pardo

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