E1 es un dispositivo electrónico que pretende ser inteligente. Es decir, mediante un proceso cognitivo similar al de las personas, este chip basado en una FPGA Cyclone III promete ser una revolución que permitirá a los sistemas robóticos expandir sus horizontes más allá de lo imaginable. Este circuito integrado será capaz de “aprender, procesar información y actuar por sí mismo”, según afirma su diseñador. Algo así como un microcontrolador que con sólo ver la expresión de tu rostro pueda interpretar qué acción deseas que haga y, por supuesto, él lo hará. Basado en el concepto de Inteligencia Sintética, este novedoso dispositivo de hardware abierto se presentará como un KIT de muy bajo costo a principios del próximo año.
La inteligencia sintética o creativa en una persona puede ser considerada como la capacidad de enfrentarse a situaciones novedosas y resolverlas. Son las situaciones extraordinarias, y no las cotidianas, las que identifican al individuo que en verdad posee una “dosis” de inteligencia por encima de la media normal. Llevando estos principios a un chip de silicio, podríamos decir que para considerarlo inteligente debe ser capaz de percibir, razonar, actuar por sí mismo en función de la experiencia acumulada y ser capaz de resolver los diferentes dilemas que deberá afrontar durante su vida útil. Según el sitio web que lo presenta, E1 no necesitará una programación dedicada como cualquier microcontrolador de la actualidad. Con un mando a distancia y unas pocas instrucciones iniciales, el sistema comenzará a trabajar en función a lo “enseñado” e irá incorporando experiencia (“aprendiendo”) en el caso de tener que realizar trabajos repetitivos. Por ejemplo, en un sistema de reconocimiento facial, luego de acumular muchas imágenes de diferentes personas, podría armar catálogos o grupos de identificación de rostros que respeten un mismo patrón en sus rasgos más sobresalientes (caucásicos, orientales, etc.).
El KIT contenedor de E1 (imagínalo como un Arduino) tendrá la posibilidad de recibir información desde múltiples sensores como pueden ser: cámaras de video (color o infrarrojas), micrófonos, sensores de presión, temperatura, humedad, entre otros, con el fin de proporcionarle a E1 toda la información que tú quieras que él aprenda a reconocer, a almacenar y a utilizar para los procesos que le indiques. Con las pocas instrucciones iniciales que puedas enseñarle a E1, su trabajo comenzará a alternarse entre cumplir el objetivo trazado (como cualquier dispositivo programable) y tomar información adicional proveniente de los diferentes sensores agregados.
Por ejemplo, un robot encargado de asistir a un médico durante una intervención quirúrgica sería capaz de aprender a identificar una hemorragia compleja empleando cámaras, detectando colores como el rojo oscuro de la sangre, la tensión arterial del paciente, el oxígeno en sangre y tanta información como sea posible según los datos que pueda almacenar, comprender y relacionar. De este modo, podría asistir rápidamente al profesional activando mecanismos que le faciliten el trabajo durante la intervención, como pueden ser: lavar la herida, aportar consejos de cauterización en base a conocimientos anatómicos e históricos ya observados y múltiples actividades de apoyo. Es decir, un paso más allá respecto a las técnicas ya utilizadas en el robot quirúrgico Da Vinci.
Por tratarse de un sistema diseñado para relacionarse con el mundo exterior, E1 posee salidas múltiples para activar dispositivos que, al igual que para los sensores o actuadores de entrada, trabajarán de acuerdo a un patrón programado y a las órdenes que el propio E1 crea conveniente aplicar en función de su aprendizaje. Aunque pienses que todo esto puede sonar a ciencia ficción, los diseñadores de este nuevo concepto en procesadores aseguran que es el fruto de mucho tiempo de investigación y que es un resultado fiel del empleo de la tecnología en actividades que van mucho más allá del simple pasatiempo de mover motores, encender LEDs y mostrar atractivos dibujos en un LCD gráfico. E1 está concebido para ser útil y para aprender a ser cada día mejor.
El desarrollo de E1 no está patrocinado por grandes corporaciones capaces de aportar las cantidades de dinero necesarias para enviar a E1 al mercado en un abrir y cerrar de ojos. Por el contrario, su creador Joshua Eckstein solicita ayuda económica desde su web para abaratar los costos de construcción y el lanzamiento del dispositivo y su KIT inicial de trabajo. La cifra necesaria es alta pero el objetivo es muy promisorio. Tú puedes ayudar a financiar el desarrollo de este exponente de la inteligencia sintética que promete barrer con todo lo conocido hasta el día de hoy en materia de controladores programables. La inteligencia artificial está a un paso, sólo necesita lograr comportamientos tan sencillos como el “sentido común” o la capacidad senso-motora de un simple insecto. E1 promete romper estas barreras y lograr que estas entidades emprendan el camino hacia una “evolución artificial” tomando a su cargo su propia evolución.
