Algunos días me sentaba frente a la chimenea pensando que, tal vez, este día llegaría cuando yo no estuviera más sobre esta tierra —o estando debajo de ella mejor dicho— pero Gearbox sacó el plan de emergencia y finalmente logró lo imposible, lanzar Duke Nukem Forever. Y aunque parezca que lo más difícil terminó, en verdad acaba de empezar, porque juzgar un juego como este parece aún más complicado. ¿Deberíamos tratarlo como un juego actual o una joya de otros tiempos? Continúa leyendo y verás cómo nos tomamos este hito en la historia de la industria.
Es difícil pensar que este juego finalmente salió. Antes de poder hacerme con una copia estuve mirando atentamente los puntajes que otros críticos le daban y los resultados no eran para nada alentadores, con cifras que en muchos casos no pasan la mitad de la tabla. Es cierto que un juego con 13 años de desarrollo en su haber podría tener sus problemas, pero de ahí a ser pésimo pronosticaba una catástrofe de proporciones épicas. Aún así, Duke Nukem Forever fue jugado y, por momentos, hasta disfrutado.
Antes que nada, es necesario recomendar que la mejor manera de jugar Duke Nukem Forever, es dejando de lado las expectativas, sean buenas o malas. Simplemente ver lo que hay en pantalla y tener el dedo listo para apretar el clic izquierdo como si no hubiera mañana. Nunca vamos a saber exactamente por qué se retrasó tanto y los problemas que tuvo 3D Realms a la hora de desarrollar este juego, pero está claro que le jugó en contra y, si por casualidad Forever significa la muerte de este ícono, su sangre estará en las manos del líder del proyecto y creador, George Broussard.
Pero hablando del juego en cuestión. Inicialmente vemos el mundo en el que vive Duke, totalmente idolatrado por haber salvado a la humanidad de los extraterrestres y todo encaja tan perfectamente, que este retraso de casi 14 años parece a propósito. Y no solo tiene fama, sino dinero, muchísimo dinero. Es dueño de casinos, todo tipo de merchandising y hasta escribió un libro. Cuando salimos de su habitación podemos ver cuadros con todas las actividades que ha estado haciendo durante este tiempo, como escalar montañas, llegar al espacio, ser campeón de MMA, ganar lo que parecerían Emmys y todo tipo de ridículos logros que hacen su inicio realmente gracioso y apuntando a algo diferente. Pero claro, no tardamos mucho hasta que los extraterrestres vuelven, Duke saca el cañón laser antiaéreo que tiene guardado en su mansión —en serio— y todo vuelve a la normalidad.
Aún así, está claro que lo único que cambió no son los gráficos, sino que hay toques muy inteligentes como evitar una barra de energía y, en cambio, tener una barra de ego que casi funciona de la misma manera. La diferencia es que disminuye cuando te pegan, pero aumenta cuando matas enemigos o interactúas con objetos en el mundo. Nada como pararse frente a un espejo para recuperar energía. Y aunque muchos le achaquen ser el mismo de siempre, nosotros lo festejamos, porque es un error tomarse un personaje como Duke Nukem en serio. Su apariencia te lo dice, sus clásicas frases robadas de películas de culto te lo dice y hasta su nombre te lo dice. Además, ser Duke es mucho más divertido que cualquier otro soldado genérico de los cientos de juegos de acción militar que rondan en el mercado actual.
Como uno esperaría, la acción es intensa y pocas veces da respiro, divididas por algunas sección de vehículos, secuencias sobre rieles o algún que otro corte de escena. Y en la acción tampoco hay mucha complejidad, simplemente apunta y disparar… y recarga si tienes ganas, aunque algunas armas ni siquiera necesitan ser recargadas. Tal vez podríamos decir que quedamos un poco decepcionados al ver pocas novedades en cuanto al armamento de Duke. Tienes las pistolas, escopetas y metralletas, también los lanzacohetes y por último cosas especiales como el Freeze Beam, que congela enemigos y el Shrink Ray que los transforma en miniatura y juntos hacen un excelente combo. Pero las que son nuevas, como el sniper, un laser extraterrestre y un lanzamisiles triple, no ofrecen la gratificación necesaria para convertirlas en clásicos. En este aspecto, esperábamos un poco más de originalidad.
Claro que para los más vetarnos también regresan las pipe bombs, las minas con activadores laser, y el holograma para distraer enemigos. Así también como unas esteroides que activan un berserker mode, que le permiten recibir todo tipo de de años y arrancar cabezas a los puñetazos limpios. Estas tres últimas son excelentes, pero se disfrutan aún más en el modo multijugador. Sobre todo si tienes ganas de ir saltando por el nivel, dejando trampas por doquier.
Y no hay mejor demostración que Duke Nukem sigue siendo el mismo que con todas las cosas que existen para interactuar. Con esto no nos referimos a que puedes orinar y tirar la cadena del baño. Bueno, eso puedes hacerlo, pero también puedes escribir sobre pizarras, jugar pinball, tejo, billar, poker y, por supuesto, visitar strip clubs para ver chicas y darles propina a las pobres muchachas que hacen feliz a Duke. Esta atención al detalle se aplica en todos los escenarios, que nunca se repiten, son muy diferentes entre sí, y están repletos de secretos y detalles con los que interactuar. Esto diferenciaba a Duke en los 90 y lo sigue haciendo 13 años después. Por supuesto, siempre hablando del género FPS.
Probablemente una de las mayores quejas que podríamos tener con Duke Nukem Forever es que haya adoptado algunas de las convenciones de esta generación, como limitar al jugador a llevar solo dos armas, en vez de tener todos los números del teclado a disposición. Y hasta también podríamos achacarle haber sacado versiones para consolas cuando no solo se ven peor, sino que se juegan mucho peor, porque este tipo de velocidad es exclusiva para el clásico combo de teclado y ratón. Pero de la misma manera, agradecemos que hayan decidido utilizar energía regenerativa, en lugar de medikits, para evitar frustraciones y simplemente disfrutar de la acción sin sentido que ocurre en pantalla.
Por supuesto, a la hora de hablar del modo multijugador, Duke Nukem Forever no está a la altura para competir con ninguno de los grandes, pero tiene soporte para ocho jugadores que un grupo de amigos con nostalgia seguramente pueden apreciar. Es por eso que este modo incluye 10 mapas muy bien diseñados para crear momentos muy graciosos, junto a la gran variedad de armas que ofrece la campaña e ítems estéticos que puedes desbloquear a medida que ganas partidas. Y claro, nada como utilizar el clásico jetpack —solo en el modo multijgador— para recordar buenos momentos, cuando este género era más simple y Duke era mucho más que un Duque, era el Rey.
Si ejecutas Duke Nukem Forever es porque sabes exactamente lo que estás buscando. Si lo compras porque esperas un título complejo o algo revolucionario, claramente no jugabas videojuegos en los noventa. Duke Nukem Forever es exactamente lo que dice el título, la secuela al clásico Duke Nukem, que tendría que haber salido originalmente uno o dos años después, pero se retrasó un tiempo exagerado sin necesidad. Simplemente le pusieron una nueva capa de pintura encima para que se vea acorde a los tiempos. Si estás buscando ese juego, entonces Forever cubrirá tus expectativas. Si nunca lo has jugado, es una excelente demostración de lo que eran los videojuegos hace 20 años. Puedes conseguirlo para PC por €44,95 y Xbox 360 y PlayStation 3 por €54,95
Puntaje: 70%
Conclusión: No se puede hablar de una secuela más fiel que esta, Duke Nukem al ciento por ciento para bien o para mal.