No es novedad la desesperante situación que se vive en África, donde el interés internacional sólo se apoya de vez en cuando, como para justificar con lágrimas de cocodrilo todas las actividades económicas y sociales que contribuyen a la extensión en el tiempo del malestar africano. Uno de los principales problemas es la falta de agua, y con ella la pobre higiene que tienen millones de sus pobladores. Pensando en esta situación y también en el capricho juvenil de no querer bañarse, un chico de 17 años con muy pocos recursos disponibles inventó DryBath, una poción para no bañarse. O mejor dicho, una poción para bañarse sin agua.
No hay que entrar en eufemismos cuando se habla de África. La caridad exculpatoria del capitalismo financiero y tecnócrata no remedia ni un diez por ciento de la indigencia, carencia y desolación que este sistema genera en estas zonas fuera del mundo, que son aprovechadas por el comercio entre mercenarios, dictadores y colonizadores, que intercambian recursos por armamento, mientras que la población se deshace en la pobreza y es esclavizada ante el poder de fuego y la dependencia. Como muestra de esta pesadilla de Dios, en África la falta de agua es tan grave, que millones de personas tienen que caminar kilómetros para conseguir sólo 4 litros de agua por día. Por lo que ante la urgencia de la alimentación, la higiene queda en un segundo plano, lo que constituye un problema para la sobrevivencia sanitaria de estas personas. Ludwick Marishane inventó una solución parcial para estos problemas, una poción para bañarse sin agua.
En el mundo, 2.5 mil millones de personas no tienen acceso a agua potable. 450 millones pertenecen a África y de ésta, 5 millones son de Sudáfrica. De este último país proviene Ludwick Marishane, precisamente desde Limpopo, una provincia al norte del país. Allí, cuando tenía 17 años, aquejado por la incomodidad de tener que bañarse, un amigo le preguntó: ¿Por qué no inventas algo que la gente se pueda poner sobre la piel y entonces no tenga que bañarse? Seis meses después, y con un trabajo de investigación que luego lo hizo reconocido por la carencia de tecnología adecuada para hacerlo, Ludwick desarrollaba una receta para una loción epidémica que podía limpiar de forma económica y fácil. Bautizada como DryBath, la loción tiene el mismo efecto que los limpiadores antibacteriales, pero no es inodora y crea un film biodegradable que limpia e hidrata la piel. Con la presentación y disponibilidad en el mercado de esta loción para bañarse sin agua, Ludwick Marishane consiguió convertirse en el Estudiante emprendedor global del 2011 y fue invitado a dar la charla en TED que aquí adjuntamos.
Uno de los puntos más salientes de la presentación es cuando Ludwick cuenta sobre las consecuencias de la falta de higiene en estas zonas en peligro. La enfermedad que explica es conocida como Trachoma o conjuntivitis granular, una patología contagiosa causada por una bacteria que produce una rugosidad particular en la superficie interna de los párpados, lo que a la larga produce una ceguera irreversible en los afectados. Este problema está fuertemente emparentado con la falta de higiene y aseo que se sufren en estos lugares, donde hay que escoger entre alimentarse o lavarse la cabeza.
Lo que es impresionante del trabajo y voluntad de este inventor, es que hizo toda la investigación, experimentos y presentación del plan de negocios a través de un smartphone, pues ni siquiera tenía un ordenador ni conexión a internet. Con la presentación de DryBath, Ludwick descubrió que no sólo las personas con recursos económicos escasos lo usarían para ahorrar 2 horas de viaje por día y para aumentar su higiene, sino que también lo utilizarían las personas de amplios recursos. De esta forma, bañarse sin agua también contribuye al ahorro de agua mundial, economizando 80 litros de agua por baño. Un joven prodigio que contribuyó a salvar al mundo , millones de vidas (y así mismo) debido a –como él mismo dice- no querer bañarse.