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Driver: Parallel Lines

La historia de un chaval que en su pasado ha sido traicionado y, luego de casi veinte años de permanecer en la cárcel, vuelve para llevar a cabo su venganzaComo siempre que nos toca analizar un videojuego, comenzamos haciendo un repaso de su historia. En este caso, el pasado de la saga Driver juega un papel bastante importante en Parallel Lines. Para los que recuerdan las dos primeras versiones, fueron dos títulos en los cuales comandábamos a un chofer que, generalmente, era contratado por ciertas personalidades del mundo criminal para realizar la función de transporte durante un encargo. La primera versión, salida en 1999, fue la que inspiró a los muchachos de Rockstar a traspasar su saga Grand Theft Auto del 2D al 3D, para que se den una idea de la importancia que tuvo. Luego, cuando llegó la tercera parte conocida como Driv3r, la desilusión de los seguidores fue absoluta. Un juego pobre, con muchos problemas y serias limitaciones que, definitivamente, no estaba a la altura de lo esperado.

Por ello, nadie tenia muchas esperanzas en Parallel Lines, y por este motivo es que puede llegar a sorprender en varios aspectos a los que se animen a probarlo. Si bien no es LA entrega de la serie, es un punto de partida lo suficientemente bueno como para esperar mejores resultados en una futura versión. Claro que todo depende de las ventas que alcance ésta.

El juego transcurre en la ciudad de Nueva York. En la piel de The Kid (“TK”, para abreviar) comenzamos a introducirnos en el mundo del delito en el año 1978. Como siempre, empezamos bien de abajo, cumpliendo diversas tareas que van desde lo simple hasta lo arriesgado, pero nada demasiado peligroso. Llega el momento de un golpe a una licorería, y allí es donde un compañero de negocio le tiende una trampa. El resultado: una importante cantidad de años en prisión.
Ya en el 2006, retorna al mismo territorio neoyorkino, pero todo luce muy diferente. Los autos, la gente, su vestimenta, la música de fondo. Es un volver a empezar para TK. Esta vez, los objetivos cambiarán un poco. Ya no se trata de llegar a una posición privilegiada en el ámbito criminal, sino también de hundir a los que, en su momento, conspiraron para mandarnos a la prisión.

El aspecto de Driver: Parallel Lines es bueno en ambos tiempos. La ciudad luce un tanto mejor en la época moderna, aunque también refleja en buena forma los 70’. Los modelos de los vehículos están bien conseguidos, con un sistema de daños básico pero efectivo, unos reflejos que quedan muy bonitos y una variedad más que interesante. La música, en tanto, es lo que más se destaca del apartado sonoro. Si bien no es una gran selección, su calidad está por encima al resto de los sonidos que escuchamos durante la aventura.
Lamentablemente, no se encuentra ausente de defectos gráficos. Los peatones, así como, a veces, también la policía, suelen subirse al capó de nuestro coche cuando están muy cerca. No sólo eso, sino que pueden llegar a aparecer repentinamente, atravesar paredes o salir de sus vehículos sin utilizar las puertas del mismo. Estas desprolijidades opacan un poco lo bueno que Parallel Lines muestra visualmente en pantalla.

Las misiones de Parallel Lines, en su mayoría, transcurren a bordo de un automóvil. Como un chofer calificado, nuestro deber puede ser transportar personalidades importantes de un lugar a otro, llevar mercancías a sitios seguros, acabar con algún coche rival a puro choque, matar a alguien desde la ventanilla, etc. Para cada misión se nos asigna un transporte específico, pero podemos elegir cualquiera de los que circulen libremente por las calles. Por supuesto, cada uno tendrá su dueño, y tomarlos prestados será entendido como un robo, por lo que es mejor asegurarse de que no haya azules cerca antes de hacer el intercambio de conductores.

Pero no sólo de autos vive el hombre. También hay encargos que nos obligan a utilizar motos, o incluso andar a pie. A pesar de parecer atractivo, manejarse de cualquiera de estas dos maneras lo único que hará es que extrañemos el asiento de conductor de un carro. El control tosco es el gran responsable, ya que no resulta lo cómodo que debería ser, como sí lo es cuando estamos detrás del volante. Bueno, en este sentido tampoco es perfecto, pero la experiencia es bastante más satisfactoria. Con un poco de práctica, las curvas que al principio parecían duras, ahora serán giros fáciles de completar, aunque nuestro progreso depende en gran medida del tipo de automóvil que comandemos.

La habilidad al volante de TK le permite concretar disparos con sólo bajar el vidrio de la ventanilla y apuntar a través de ella. Afortunadamente, esta maniobra no es complicada de realizar, por lo que las misiones que la requieren no se tornan frustrantes, como sucede en otros títulos. Siempre está la posibilidad de bajar del coche y disparar de pie, pero no es tan gratificante como hacerlo sin despegar el trasero del asiento.

El índice delictivo se mide mediante dos barras: una para los crímenes a pie y la otra para aquellos cometidos con el carro. La policía, el enemigo principal en Parallel Lines, se comporta muy eficaz en ciertas ocasiones y muy torpe en otras. Luego de haber hecho algo fuera de la ley, puede ser que consigamos escapar tan sólo doblando la esquina rápidamente. Pero también es posible que la poli empiece una persecución de la cual será muy difícil salir ilesos. Para colmo, las misiones se tornan sensiblemente más difíciles teniendo todo el brazo de la ley a nuestras espaldas. Dada esta situación, a veces es recomendable conducir despacio y respetar las normas de transito cuando haya alguna patrulla cerca para evitar futuros dolores de cabeza.

En definitiva, Driver: Parallel Lines es un avance notorio con respecto a la entrega anterior, pero no está ni cerca de lo que ofrece el clásico Grand Theft Auto de Rockstar. No es un mal videojuego, sólo le falta un poco de trabajo en varios aspectos. La historia principal, dividida en dos épocas distintas y con posibilidades de realizar minijuegos (para ganar dinero y mejorar el vehículo), cumple su labor de hacernos pasar un buen rato, y nada más. Ojalá que un futuro Driver se haga notar en la industria tanto como lo hizo el primero.

Promedio: 74%

Escrito por editorwp_6720

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