Hoy hablaremos del genio creador de Dragon’s Lair y Space Ace, dos de los primeros videojuegos que mezclaron la animación tradicional con el uso del joystick. Conoce a uno de los padres de las películas interactivas y a quien estuvo detrás de las espectaculares obras animadas que hicieron tambalear al imperio Disney. Alguien que hizo todo esto merece una presentación especial… ¡Con ustedes el único, el inigualable, el talentoso Don Bluth!
Los primeros pasos de Don Bluth
En la localidad de El Paso, Texas, el 13 de Septiembre de 1937 nació un niñito llamado Donald Virgil “Don” Bluth. Aquel día nublado (dato que todavía la gente de Neoteo está tratando de confirmar) sería el primero de la vida de uno de los animadores norteamericanos más influyentes de la historia. Luego de obtener su título universitario en Literatura Inglesa, el señor Bluth se unió, en la década del sesenta, al ejército de animadores del mayor conglomerado de medios del mundo: The Walt Disney Company.
Luego de participar en películas como “101 Dálmatas”, “La Bella Durmiente” y “Robin Hood”, y tras muchas idas y vueltas, faltas de crédito y peleas por dinero, Don Bluth decidió, durante el año 1979, alejarse de la compañía del ratón perverso para fundar su propio estudio de animación y entrar al mercado de los dibujos animados. Allí nació Don Bluth Productions y el corto “Banjo The Woodpile Cat”.
Los videojuegos de Don Bluth
En julio de 1982, Bluth lanzó el aclamado largometraje “The Secret of NIMH” y fue entonces cuando fue tentado con la idea de introducirse en el mundo de los videojuegos a partir de la nueva tecnología de disco láser interactiva que estaba en boga aquellos días. El desafío era elaborar un videojuego que mantuviera la calidad de sus animaciones pero que brindara al jugador la posibilidad de interactuar con los elementos del ambiente. De este modo surgió, en el año 1983, el título Dragon’s Lair que es considerado como una de las primeras “películas interactivas” en donde el usuario, además de disfrutar de una pieza de animación tradicional rebosante de belleza, podía participar activamente en la trama de la aventura.
Publicado por la empresa Cinematronics, este arcade marcó un hito por su calidad visual y narrativa, lo que lo transformó rápidamente en un clásico. Contaba la historia de Dirk, un caballero que daría su vida por rescatar a la princesa Daphne de las garras del malvado dragón Singe, quien había encerrado a la mujer en un castillo mágico. La mecánica de juego presentaba una serie de animaciones en las cuales el jugador debía mover la palanca del joystick o bien apretar el único botón que manejaba la espada en un segmento de tiempo determinado.
La clave fue un personaje central que, si bien parecía ser un héroe valiente que se enfrentaría a todos los riesgos por el rescate de la princesa, muchas veces era su propio miedo el que determinaba el curso de los actos con desenlaces muy graciosos y divertidos. No se manejaban los movimientos del personaje, sino que el usuario debía estar atento para reaccionar con rapidez cada vez que el juego lo exigía. El éxito del título motivó a Don Bluth a lanzar, apenas cuatro meses después de la salida de Dragon’s Lair, otro juego de aventuras, en este caso espaciales, titulado Space Ace.
Utilizando la misma tecnología de discos láser y manteniendo la calidad de las películas de animación, Space Ace se manejaba con la misma mecánica que su antecesor pero podía elegirse el nivel de dificultad y como una serie de caminos diferentes a lo largo de la historia. Space Ace contaba las desventuras del musculoso Ace, quien era atacado al inicio del juego por Comandante Borf con un “Rayo Infantil”, que lo volvía un adolescente, mientras su novia Kimberly era secuestrada. Nuestro objetivo era guiar a Dexter (la versión más aniñada de Ace) entre diferentes obstáculos que se presentaban en el camino que lo llevaría a rescatar a su novia y a salvar el planeta Tierra de los terribles planes del villano.
Las películas de Don Bluth
Durante el año 1984, Don Bluth y su equipo comenzaron a colaborar con Steven Spielberg en la elaboración de un film que se transformaría en un record de taquilla. “An American Tail” fue lanzado durante el año 1986 recaudando más de 84 millones de dólares en todo el mundo. En ese mismo año Don mudó su productora a Irlanda, transformándola rápidamente en el estudio de animación más grande de toda Europa. En 1988, con el lanzamiento de “The Land Before Time”, Bluth alcanzó otro récord de taquilla lo que generó que la crítica especializada considerase a sus dos últimos trabajos como verdaderos clásicos de la animación.
Para finales de los ochenta, Don Bluth se transformó en uno de los culpables del período de “renacimiento” de Disney. La calidad de sus filmes era cada vez superior y con películas como “All Dogs Go to Heaven”, producida en 1989, este competidor independiente, repleto de talento y buenas ideas estaba poniendo en riesgo el imperio de Mickey Mouse. Esto llevó a la empresa del ratón millonario a volver a las raíces propias de la animación de historias clásicas. Fue durante este período, que se extiende desde el año 1989 hasta 1999, donde Disney produjo excelentes películas animadas como “La bella y la bestia”, “El jorobado de Notre Dame”, “El rey león” y “Pocahontas”, entre otras.
Dragon’s Lair II: Time Warp
Pero para los adictos a los videojuegos, el viejo Don tenía preparada una sorpresa: en el año 1991, y luego de ocho años de desarrollo, fue lanzado Dragon’s Lair II: Time Warp, la verdadera secuela de Dragon’s Lair. Años después de lo acontecido en el primer título, Dirk estaba casado con la princesa Daphne y de aquella unión había surgido una gran cantidad de hijos. Un nuevo malvado llamado Mordroc capturaba a la princesa para obligarla a casarse con él. Dirk debía volver a rescatarla para calmar el enojo de sus niños. Con la ayuda de una máquina del tiempo parlante (que parecía “poseída” por el hermano del villano), nuestro héroe debía recorrer distintas dimensiones, universos paralelos y períodos históricos para encontrar a su amada. Lineal y con tesoros escondidos, el juego logró transformarse en otro clásico de la industria, siendo relanzado años después en soportes de nueva generación.
¡Y más películas!
El camino en el arte de la animación de Don Bluth siguió con grandes éxitos en la década de los noventa. Allí produjo nuevas peliculas como “Rock-a-Doodle” (1991), “Thumbelina (1994)”, “A Troll in Central Park” (1994), y “The Pebble and the Penguin” (1995). Sin embargo, su trabajo se vio severamente afectado luego de acabar sus relaciones comerciales y de producción de contenidos con el gran Spielberg. Fue en 1997 cuando, con el film “Anastasia”, Don volvió a las grandes ligas recaudando 140 millones de dólares y utilizando la fórmula infalible de las historias clásicas de princesas frente a crueles villanos.
Luego, combinando animación tradicional con técnicas de ordenador, Bluth se dedicó a la producción de la película “Titan A.E.”, la cual apareció en los cines en el año 2000. Sin el éxito comercial que esperaba obtener, el animador comenzó a alejarse de las películas de animación clásica para volver a intentarlo en la industria de los videojuegos. Tratando de aprovechar la nostalgia de sus fanáticos, Don Bluth lanzó en 2002 el juego Dragon’s Lair 3D: Return to the Lair. Basado en el juego original de 1983 y con los mismos enemigos y escenarios conocidos por todos, el título presentaba una serie de puzzles nuevos y una estética basada en la técnica Cel Shading. Sin embargo, las críticas no fueron del todo positivas e incluso su recepción por parte de los fanáticos fue muy limitada.
Sin dudas, Don Bluth es un artista que dejó una marca indeleble en la industria de los videojuegos de alta calidad artística y en las películas de animación que compiten en la pantalla grande. ¡Gracias por tanto, Don!
muy buen articulo
tenia que hacer un trabajo acerca de don bluth y sus aportes a la animacion (y pues me dige ahhh la hare despues y cuando entro en neoteo ya la encontre jejejeje)
muchas gracias sigan haciendo articulos haci=)
Yo vi mucho de los dibujos q hizo estaban buenos.
Hace años me encontré el juego Dragon’s Lair. Recuerdo que iba demasiado rápido, me desesperaba, y por tratar de no perder, al final me perdía el hilo de la historia.
Uno de los tantos a los que les debemos nuestras felices infancias.
No nos olviemos tampoco de Chuck Jones, Fred Quimby, William Hanna y Joseph Barbera. Todos ellos on unos genios.
Nunca me gustaron las obras de Disney, ni siquiera cuando era niño. Entre tantas cosas criticables lo que menos me gusta es que todas son tristes. Le intentan poner ese elemento de trsteza que les haga llorar a los niños. Tampoco me gusta que en el mejor de los casos terminan con un final, estupido y cursi.
Que GRANDE que es ANASTASIA…. Parece mentira que a la gente se le este olvidando que es una obra maestra.