Los residentes actuales de la Casa Blanca pueden negar el cambio climático todo lo que quieran, pero un número cada vez mayor de estados, pueblos y municipios de los Estados Unidos se están moviendo en la dirección contraria. Las ciudades de San Francisco y Oakland han presentado dos demandas separadas contra las petroleras Chevron, Exxon, BP, Royal Dutch Shell y ConocoPhillips, buscando miles de millones de dólares para financiar la infraestructura que necesitarán frente a la subida en el nivel del mar provocada por su actividad.
El Departamento de Energía de los Estados Unidos anunció la semana pasada que el costo de instalación para sistemas fotovoltaicos había caído a apenas 6 centavos de dólar por kilovatio-hora. Dicho de otro modo, cada vez tiene menos sentido seguir apostando por fuentes no renovables de energía, pero más allá del cambio que se está desarrollando, también hay que lidiar con las consecuencias de haberlas utilizado por tanto tiempo. Algunas ciudades han decidido colocar en sus miras a los principales productores de petróleo, y ya es posible observar los primeros roces legales. En julio pasado, la ciudad de Imperial Beach y los municipios (condados) de Marin y San Mateo en California presentaron demandas contra Chevron, Exxon, BP, Royal Dutch Shell y ConocoPhillips, pero ahora es el turno de San Francisco y Oakland, esencialmente formando un frente común a través de la bahía.
Los demandantes acusan a las petroleras de haber financiado campañas de relaciones públicas para negar o desacreditar el consenso científico en relación al cambio climático, minimizar el daño y los riesgos del calentamiento global, y llegar al extremo de lanzar ataques personales contra los científicos involucrados. Todo el contexto legal tiene una enorme similitud con la famosa ola de demandas que a mediados de los ’90 azotó a la industria del tabaco. En aquel entonces, más de 40 estados iniciaron acciones buscando un resarcimiento bajo una noción básica: Las tabacaleras habían causado una crisis de salud pública, y tenían que pagar. En el caso de las petroleras, se las considera responsables por la subida en el nivel del mar, y el objetivo es que paguen la infraestructura necesaria para combatir sus efectos.
¿De cuánto dinero se está hablando? San Francisco indicó que un muro de contención con una longitud de 4.8 kilómetros para prevenir inundaciones en el área de Embarcadero costará 500 millones de dólares, mientras que Oakland deberá invertir 56 millones de dólares en la protección de la zona cercana a su aeropuerto internacional. La posición de las petroleras es que las demandas no poseen mérito alguno, responden a intereses muy específicos, y que el problema del cambio climático no se puede resolver en las cortes, pero presentarán su defensa de todos modos. La pelea será muy larga.