Las consecuencias de dormir mal o dormir una cantidad de horas menor a la recomendada pueden ser muy serias. Desde la pérdida de capacidad para procesar información hasta la desaparición del deseo sexual, la falta de sueño es implacable. Como si eso fuera poco, un estudio de investigadores de la Universidad de California (Berkeley) indica que el insomnio puede iniciar un círculo vicioso de aislamiento social y soledad, dos factores de riesgo para muerte prematura muy bien documentados.
El sueño se ha convertido en un artículo de lujo. Muchas personas lo pierden sin saber exactamente por qué y los expertos nos bombardean con toda clase de ideas y sugerencias, que se extienden a detalles muy pequeños como evitar las pantallas brillantes al estar en la cama. Sin embargo, el sueño no sería lo único que perdemos en este proceso. También quedan por el camino las ganas de hacer cosas y de entrar en contacto con otras personas.
Ahora, la soledad no es mala cuando se la busca voluntariamente, y de acuerdo a un estudio publicado en el año 2016, podría ser la clave de la felicidad para cierto grupo de personas. Incluso el propio mercado ha tratado de cubrir esa demanda de soledad con dispositivos especiales… pero si la soledad y el insomnio están vinculados, entonces la situación es peor de lo que imaginamos.
Un equipo de investigadores de la Universidad de California (Berkeley) desarrolló un experimento con 18 participantes, en un intento por identificar cambios en la interacción social ante la falta de sueño. El experimento utilizó estudios cerebrales de resonancia magnética y un «estímulo de vídeo» basado en un corto con un hombre extraño que trata de acercarse a los participantes.
Cuando sentían que el extraño estaba demasiado cerca, podían indicar su incomodidad presionando un botón de pánico. Aquellos participantes que se quedaron despiertos toda la noche presionaron el botón mucho antes, con una diferencia del 60 por ciento en comparación con los participantes que durmieron sin interrupciones.
En la segunda fase del experimento se sumaron 1.000 participantes en línea (a través de Amazon Turk) cuya tarea fue ver las grabaciones de los participantes originales que no habían dormido. Para el público en línea, los participantes sin sueño se veían muy solitarios, y no pasarían tiempo con ellos de ser posible (o sea, eran «menos deseables» en lo social).
Para finalizar, los investigadores buscaron determinar el «efecto contagio» al preguntar a los participantes en línea cuál era su nivel de aislamiento social después de haber visto las grabaciones, y todos admitieron sentirse un poco peor.
En resumen: A menor cantidad de sueño, también cae el deseo de interactuar con otros, al mismo tiempo que la gente nos percibe como «menos atractivos», profundizando así la crisis social causada por el insomnio en primer lugar. Ya lo dijimos en el pasado: La soledad puede ser letal, y el primer paso para combatirla, probablemente sea dormir mejor. Mucho más fácil decirlo que hacerlo…