Llega un punto en el que se conocen todos los secretos, y en el que cada enemigo ha sido identificado, evaluado y derrotado. El siguiente paso para el jugador que alcanza ese nivel es el speedrun, o el desafío de terminar su juego preferido lo más rápido posible. El último speedrun récord para Doom 2 fue de 23 minutos y 25 segundos en el año 2010, pero el domingo pasado, Zero Master estableció una nueva marca con 23 minutos y 3 segundos sobre el reloj.
Muchos de nosotros hemos vivido “ese” momento. Lo buscamos constantemente, y cuando lo tenemos frente a los ojos nos resulta muy difícil aceptarlo. Es el momento en el que un juego ha dejado de ser un desafío. Lo conocemos demasiado bien, sabemos de memoria cada patrón de la IA, cómo optimizar ataque y defensa, dónde están los refugios, los botiquines, las armas. Se descubre con cada vuelta rápida, con la final que le ganamos 11 a 2 a Italia en dificultad máxima, con disparos imposibles que atraviesan todo el mapa, y con el hecho de que ya jugamos en forma mecánica, cuando algunos meses atrás ahogábamos nuestra frustración en insultos. Si los desafíos oficiales se acaban, no queda más alternativa que inventarlos, y el speedrun es uno maravilloso.
Dice la leyenda que fue la saga Doom la que vio nacer a los speedruns, con jugadores expertos descubriendo rutas optimizadas, errores en los mapas, zonas secretas y otros elementos que permiten terminar en segundos aquellos niveles que un jugador precavido puede atravesar consumiendo varios minutos. El Doom 2 está formado por treinta niveles de pura pesadilla y caos, con enemigos normales, grandes, y verdaderamente enormes, que quieren al pobre marine como almuerzo. ¿Lo recuerdas? Bien, la novedad es que alguien lo terminó en 23 minutos y 3 segundos.
Lo primero que nos viene a la mente después de haber dedicado infinitas horas a ese juego es “imposible”, pero las pruebas son más que contundentes. De hecho, no hay speedrun sin vídeo, y si el jugador hace trampa en algún punto, queda expuesto de inmediato. Sin embargo, ese no es el caso de Zero Master. Velocidad, precisión, rupturas de secuencias en los momentos exactos y la dosis exacta de suerte le permitieron bajar el récord anterior establecido por Looper en 22 segundos. La optimización de Zero Master es la segunda en más de diez años, pero está convencido de que no será necesario esperar tanto para que alguien perfore la base de los 23 minutos.