El debate que enfrenta a libros físicos y libros digitales no ha desaparecido. Ambos lados presentan una defensa formidable, y es responsabilidad del usuario determinar qué formato le resulta más conveniente. Algunas personas prefieren lo mejor de ambos mundos, y poseer el libro junto a un método que permita su preservación digital. Así es como llegamos a la fabricación de un escáner para libros casero.
Existen servicios profesionales para escanear libros, pero en la gran mayoría de ellos, es necesaria la destrucción del libro. Esto es viable si su integridad física ya se encuentra comprometida (quemaduras parciales, humedad, etc.), pero con ejemplares sólidos que pueden brindar varios años más de lectura, es casi doloroso pensar en destruirlos. Por otro lado, los libros se están volviendo cada vez más caros, y no me refiero solamente al precio que tienen en la etiqueta.
Tinta, papel y pegamento, sin mencionar energía y distribución, son factores que lentamente transforman en prohibitivo a algo que debería tener un acceso mucho más amplio. Ese es el primer detalle que mencionan los defensores de los libros digitales. Editoriales y compañías de distribución se han visto envueltas en escándalos muy serios y disputas legales en su intento por “explotar” a los libros digitales. Sin embargo, “digital” no es más que una herramienta, la cual de ninguna manera debe ser de uso exclusivo para las empresas.
Con esto en mente, algunos entusiastas de los libros y la tecnología han iniciado una aventura que lleva varios años, y que se basa en el desarrollo de un escáner para libros casero. El primer punto a favor de un escáner de este tipo es que no requiere la destrucción del libro. El usuario sólo debe pasar las hojas, y aunque pueda parecer tedioso, escanear un libro promedio no debería tomar más de veinte minutos o media hora.
El segundo punto es su relativo bajo costo. Los diseños open source están al alcance de todos en la Web, y lo único que debe pagar el usuario es el costo de los materiales. Tal vez lo más caro de estas configuraciones sea el uso de una o dos cámaras con la definición adecuada para capturar el texto, pero en estos días, hasta el sensor más sencillo ofrece una resolución decente. De más está decirlo, todos los planos pueden ser modificados, y quien tenga la posibilidad de reusar elementos no debería dudarlo ni un segundo.
Lo más complicado de procesar en un escáner para libros es el de la legalidad. Ciertamente no es ilegal fabricar y usar un escáner de libros, por más que los halcones del copyright tengan una opinión contraria sobre el tema. Si puedes realizar un respaldo de tus juegos o CD’s de música para proteger el medio original, lo mismo se extiende a un libro. Ahora, si el usuario decide vender su copia física y/o compartir la versión digital, ya ingresamos en una situación completamente diferente…