La vigilancia sobre los ciudadanos chinos es extrema, y el gobierno no la niega en absoluto, pero al parecer está sobrecargando a todas las partes involucradas. En octubre del año pasado compartimos una demo de la plataforma de reconocimiento Sense, y el siguiente paso es una nueva serie de gafas inteligentes que permiten a las autoridades en estaciones de trenes y pasos vehiculares obtener información sobre una persona en tiempo real, con una simple mirada.
«1984 es una advertencia, no un manual de operaciones». La frase ha sido repetida y modificada en múltiples ocasiones, pero el mensaje original se mantiene intacto. Los gobiernos de turno se están convirtiendo en aquello que alguna vez prometieron combatir, y con la ayuda de la tecnología, su alcance es cada vez más amplio. Eso nos lleva a China, probablemente el laboratorio más grande del mundo si hablamos de vigilancia en masa. Con una población de 1.400 millones de habitantes y un importante número de conflictos internos, la respuesta del gobierno no fue otra más que multiplicar sus esfuerzos, instalando cámaras y puestos de seguridad en todas partes. ¿Qué es lo que sigue? Gafas inteligentes.
El «People’s Daily» reportó el lunes pasado que la policía de la estación de trenes de Zhengzhou comenzó a utilizar gafas inteligentes para escanear los rostros de los pasajeros, en anticipo al espectacular movimiento generado por las celebraciones del Año Nuevo Chino. Las gafas tienen una apariencia similar a la de Google Glass, con una cámara en el armazón, una minipantalla apuntando al ojo derecho a través del vidrio, y un cable conectado en la parte posterior como enlace principal de datos y alimentación. La información disponible indica que en dos meses de actividad, las gafas ayudaron a capturar a siete fugitivos, y detectar más de 25 portadores de identificaciones falsas.
Lamentablemente no hay ninguna imagen que nos enseñe el contenido emitido por las gafas, por lo tanto, no sabemos si están funcionando de verdad, o si son una variante más del clásico concepto de «teatro de seguridad», pero en lo personal me inclino por la primera posibilidad. El uso de reconocimiento facial y la realidad aumentada sigue creciendo entre las autoridades, y con la intervención de una plataforma como las gafas, la policía básicamente se ahorra el proceso de detener a alguien y pedir una prueba de su identidad.