Bram Cohen, más conocido por ser el creador del protocolo BitTorrent ha desarrollado una herramienta de esteganografía llamada DissidentX que mejora los modelos precedentes. Con ella se podrá ocultar que estamos ocultando información al enviar nuestros mensajes encriptados dentro de otros mensajes no codificados, por ejemplo.
Ya sea que quieras enviar un documento que por su importancia podría hacer caer al gobierno de un país o un enlace a un video de Rick Astley para rickrollear a alguien, la esteganografía es uno de los medios más interesantes en una era donde tanto las agencias de seguridad como los crackers están en busca de mensajes codificados con potencial de contener información relevante. Si no sabes, la esteganografía es el arte y ciencia de ocultar los mensajes encriptados de tal manera que nadie, aparte del remitente y destinatario, sospechen de la existencia del mensaje. Es una forma de seguridad que se beneficia de pasar desapercibida, por lo que habrá menos intentos por violarla. El creador de BitTorrent, Bram Cohen, ha desarrollado un software basado en este concepto y lo ha nombrado DissidentX.
La nueva herramienta de Cohen lleva a la esteganografía a un nivel completamente nuevo y espera a que los formatos que sean objetivos de su acción sean más difíciles de detectar como potenciales portadores de secretos. Para esto se utiliza una nueva forma de esteganografía que aprovecha hashes criptográficos para dificultar su detección. Un ejemplo de las muchas nuevas técnicas que utiliza es la ausencia de texto en un documento compartido puede ser utilizado como parte del proceso de esteganografía. Esto hace que la colaboración en la creación de un documento sea más abierta y precisa. Además, DissidentX permite que múltiples mensajes sean introducidos en un mismo documento, lo que haría más complicada la ejecución de acciones propias del criptoanálisis de manguera de goma, que es la extracción de secretos criptográficos en base a coacción, tortura o incluso con algo de ingeniería social.
Bram Cohen ha lanzado el prototipo de DissidentX durante el año pasado, pero su trabajo está lejos de terminar. Por un lado, el software tiene todavía una limitación evidente, pues se requiere que el texto de presentación sea exponencialmente mayor que los propios mensajes ocultos. Cohen y un grupo de expertos en criptografía de la Universidad de Stanford se encuentran actualmente trabajando para tratar de reducir gradualmente ese requisito a un tamaño más manejable y más asequible para los que quieren ocultar secretos al paso.