Vemos una película de ciencia ficción, y los trajes espaciales parecen estar prácticamente pintados sobre el cuerpo. Después vemos a astronautas reales, y es como si fuera necesario moverlos con una grúa. Si el espacio es un lugar extremadamente peligroso por naturaleza, un vacío aún estando controlado no está tan lejos de eso. Un equipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Hamamatsu necesitaba encontrar la forma de obtener una imagen a escala nanométrica de una larva de la mosca de la fruta sin matarla en el proceso, y descubrieron que si mantenían la corriente de electrones del microscopio sobre la larva, se formaba una protección de varios nanómetros de espesor, a la que simplemente bautizaron como “nano-traje”. ¿La mejor parte? Lograron reproducir el efecto artificialmente.
El problema era el siguiente: Un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Hamamatsu debía tomar imágenes de las células musculares de una larva de mosca de la fruta. El tamaño de la larva requiere la utilización de un microscopio de electrones del tipo “SEM”, colocando a la “muestra” en un vacío controlado. El vacío es necesario, o de lo contrario los electrones que deberían llegar a la muestra son absorbidos. Algunas criaturas pueden sobrevivir la exposición al vacío por el tiempo suficiente, pero no una larva de mosca de la fruta, que muere de deshidratación. Sin embargo, descubrieron que si mantenían el bombardeo de electrones sobre la larva, permanece viva sin mayores inconvenientes en el vacío.
¿Qué sucedió? Al estudiar la piel de la larva, los investigadores notaron que la energía de los electrones provocó que las moléculas en la parte superior de la piel de la larva (sustancia extracelular) se enlazaran entre sí. Esto creó una capa de entre cincuenta y cien nanómetros de espesor (el proceso es llamado “polimerización”), lo suficientemente flexible para que la larva pueda moverse, pero a la vez otorgando la protección requerida para mantenerse a salvo del vacío. Este “nano-traje” incluso tuvo la integridad suficiente para resistir, de acuerdo a las palabras de los investigadores, el “tacto mecánico”.
Este efecto parecía estar limitado a las larvas de la mosca de fruta, pero lograron reproducirlo en larvas de mosquito, al cubrirlas con una mezcla de agua y polisorbato 20, un químico que se puede encontrar en cosméticos e incluso algunas golosinas. El siguiente paso de los investigadores es crear otro nano-traje reemplazando al polisorbato 20, con el objetivo de proteger a las muestras tanto del vacío como de la radiación. De acuerdo a Jeremy Skepper, microscopista en la Universidad de Harvard, la radiación es un problema mayor, y con términos coloridos explica que equivale a “tomar sol desnudo en la cima del Everest bajo un agujero en el ozono”.