Un grupo de científicos españoles han batido el récord de potencia transportada por un único cable. Para ello han empleado un compuesto superconductor que funciona a una baja temperatura pero no tanto para que no se puedan construir circuitos comerciales. Con este diseño, se obtendría una ganancia neta de rendimiento muy superior a lo que estamos acostumbrados en el sistema de cables tradicional. El mérito de los científicos catalanes ha sido hacer un cable apto para uso industrial.
El sueño de los superconductores a temperatura ambiente es casi tan viejo como la propia ciencia. Esta propiedad enigmática nos proporcionaría un salto cuantitativo enorme en todas las cifras de eficiencia que tengan que ver con la electricidad pero, por ahora, se necesitan unas temperaturas bajísimas para lograr este comportamiento de los materiales. Eso implica gran complejidad técnica por un lado y pérdida energética por otro, por tanto, las ventajas de la superconducción quedan limitadas a entornos de investigación muy concretos.
Hasta ahora, los superconductores han utilizado la temperatura del hidrógeno líquido para hacerse efectivos, como los que utiliza el famoso LHC. Sin embargo, los expertos de la Universidad Autónoma de Barcelona, han conseguido desarrollar un cable de 30 metros de largo que necesita sólo la temperatura del nitrógeno líquido. No es que sea fácil enfriar hasta 195 grados bajo cero pero al menos mejora los 253 grados bajo cero que son necesarios para licuar el hidrógeno.
El material empleado para construir este cable superconductor se llama BSCCO, un compuesto cerámico basado en el bismuto, el estroncio, el calcio y el cobre, capaz de hacer realidad un récord de potencia en el cable protagonista de este artículo. Los ingenieros catalanes han logrado inyectar 3200 amperios a 24000 voltios. Puede transportar una potencia eléctrica de 110 MVA, unas 5 veces superior a la de un cable convencional de cobre de las mismas dimensiones. Toda una hazaña.
La red eléctrica desperdicia hasta el 70 % de la corriente por culpa de las pérdidas de los cables tradicionales. El uso de superconductores implicaría un ahorro de energía bestial que terminaría por hacer bajar el precio de la electricidad. Sucede que necesitan mantener los cables fríos para que el superconductor funcione pero, a pesar de eso, la eficiencia neta se calcula en un 15 %, es decir, que la cantidad de energía que llegaría hasta el consumidor final sería un 15% mayor que ahora. El problema era construir un cable con un material tan difícil de manejar como el BSCCO y este ha sido el gran logro del equipo español, el haber diseñado un cable apto para uso industrial.
El investigador del Departamento de Física de la UAB, Àlvar Sánchez, ha afirmado que, tras haber superado todos los test, el cable "ha cumplido totalmente las expectativas" y ha obtenido resultados que los investigadores han recibido con relativa sorpresa porque, según Sánchez, no esperaban que fuera "tan bien".
Para comprobar la solidez y el fiabilidad del cable, el equipo investigador lo sometió a varias pruebas: "Simulamos que le caía un rayo aplicándole una descarga muy intensa en muy poco tiempo", ha explicado Sánchez. Resulta difícil encontrar instalaciones capaces de aplicar una descarga eléctrica tan intensa y que para el test tuvieron que trasladar el cable a Alemania.
En estos momentos, investigadores de Corea del Sur, Japón o Dinamarca están llevando a cabo proyectos similares y en Nueva York un cable superconductor ya ha sido conectado a la red eléctrica. Según Sánchez, "la superconducción es el futuro" y no sólo se investiga en el ámbito de la conducción eléctrica sino su aplicación en trenes de levitación magnética e incluso en informática. La tecnología basada en materiales superconductores incrementa también la seguridad y la fiabilidad de las instalaciones de la red de distribución, ya que los transformadores son no inflamables. Además, se pueden instalar limitadores de corriente mucho más rápidos que incrementan el control de la red. Todo un reto el que tienen por delante los científicos con la superconducción.