“Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”, dijo una vez Ludwig Wittgenstein, un filósofo austríaco muerto ya hace más de 60 años. Y puede que sea cierto, somos seres lingüísticos después de todo. Vivimos a través del lenguaje, lo habitamos. Si de límites hablamos, Nietzsche creía que el lenguaje es una prisión de la que no podemos escapar. Y las paredes se achican… Locke, por su parte, ya puestos a citar filósofos, aseguró que “las palabras, en su significación primaria, nada significan excepto las ideas que están en la mente del que las usa”. O sea… ¡sí existe algo más allá de los límites del lenguaje! ¡Las ideas, el pensamiento!
El problema, cuando el significado no se pierde por completo en la traducción, es que hay muchas veces en las que, simplemente, ni siquiera existen palabras que se aproximen para transmitir lo que sentimos. Hagamos trampa, entonces; ¡inventemos lenguaje! Eso es lo que propone el “Diccionario de los Oscuros Pesares“, ampliar los límites de nuestro mundo. Porque podremos nunca escapar de la prisión, pero al menos podemos limarle un poco las rejas.
Dictionary of Obscure Sorrows es “un compendio de palabras inventadas escrito por John Koenig, que busca llenar los agujeros en el lenguaje, al darle nombre a emociones que todos sentimos pero para las que no tenemos una palabra. La misión del autor es capturar los dolores, los demonios, las vibraciones, las alegrías y los impulsos que vagan por el yermo de nuestro interior psicológico. Cada pesar es embolsado, etiquetado y tranquilizado, y luego liberado amablemente de nuevo dentro de nuestro subconciente”.
Para leer la obra de John, tan solo visita el sitio web del “Diccionario de Oscuros Pesares“. Cuenta con cientos de emociones catalogadas, y una buena cantidad de videos de exquisita elaboración. Si no lees inglés, la vas a pasar mal pero aún puedes disfrutar de los videos, ya que todos cuentan con subtítulos en español. Son veintiseis en total, accesibles de forma directa desde el canal de YouTube del diccionario, cada uno sobre una palabra. Todos los videos están editados a la perfección y narrados por la suave voz del escritor. Una verdadera delicia. Pero, entonces… ¿qué hace tan especial el trabajo de John? Me permito traducir aquí algunas de sus definiciones, para que se entienda.
- ambedo: un trance melancólico en el que nos involucramos completamente en vívidos detalles sensoriales – gotas de lluvia deslizándose por una ventana, árboles altos inclinándose en el viento, nubes de cremas arremolinándose en el café – brevemente empapándonos de la experiencia de estar vivo, un acto que es hecho puramente por su propio bien.
- vemödalen: la frustración de fotografiar algo asombroso cuando miles de otras idénticas fotografías ya existen – el mismo atardecer, la misma cascada, la misma curva de una cadera, el mismo primer plano de uno ojo – que puede volver a un sujeto único en algo vacío, débil y barato, como un mueble producido en masa que debes armar por tu cuenta.
- gnossienne: el momento de conciencia en el que comprendes que alguien que has conocido por años, todavía tiene una misteriosa vida interior, y que en algún lugar del pasillo de su personalidad hay una puerta cerrada desde adentro, una escalera conduciendo a un ala de la casa que tú nunca has explorado – un atico incompleto que permanecerá desesperadamente desconocido por ti, porque en última instancia ninguno de los dos tiene un mapa, una llave maestra o manera alguna de saber exactamente dónde están parados.
- opia: la ambigua intensidad de mirar a alguien a los ojos, que puede sentirse simultaneamente invasiva y vulnerable – sus pupilas brillando, opacas y sin fondo – como si estuvieras espiando por un agujero en la puerta de una casa, apto para decir que hay alguien parado allí, pero incapaz de decir si estás mirando para adentro o mirando para afuera.
Eso es el Diccionario de Oscuros Pesares. Algo que, de alguna u otra manera, te habla a ti. Te explica algo que ya sabes, que ya sientes, pero que sin embargo no podías articular, porque no existía el lenguaje. Ahora ya existe. Y la prisión, de repente, se hizo menos oscura.
To bit or not to bit: ¡Trucos para escapar de la prisión del lenguaje!