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Días perpetuos con espejos en el espacio

Al menos en teoría, es posible poner en órbita grandes superficies reflectantes que envíen rayos solares a las regiones de la tierra que no estén iluminadas. Esto permitiría iluminar con luz solar zonas de desastre, poblaciones cercanas a los polos u objetivos militares. Sin embargo, en la práctica no resulta tan sencilla y es digna de las novelas de espionaje de los años 60.

Aunque el empleo de armas de este tipo puede parecer simplemente una idea de la ciencia ficción, algunos generales se las toman seriamente. En la década de 1960 la NASA y el Departamento de Defensa abordaron el tema, y se sabe que se consultó a algunas empresas aeroespaciales para analizar la viabilidad del proyecto y, sobre todo, si eran capaces de proporcionar luz a las operaciones militares nocturnas.

Algunos gobiernos se enteraron de este proyecto, cuyo nombre era Moonshine, e incluso llegaron a presentar sus protestas. En 1968, el gobierno camboyano presentó al Consejo de Seguridad de la ONU, una protesta cuyos argumentos eran la posibilidad de que el uso de tales espejos pudiese tener "consecuencias lamentables en los cultivos y en la vida humana."

Se produjo un gran debate sobre las ventajas y desventajas que podría tener un sistema semejante. Por lo visto, o bien las ventajas fueron pocas, o las desventajas muchas, por que no se ven muchos rayos de luz solar cayendo del cielo nocturno. De hecho, al menos como arma difícilmente tuviese mucho éxito. Aun concentrando la luz solar con una “gran lupa” espacial, y suponiendo que la atmósfera no bastase para difuminar el haz, a un soldado le bastaría con usar ropas que reflejen la luz para estar a salvo.

Si bien Estados Unidos fue el primero en considerarlo, no fue el que concibió la idea. El sueño del espejo espacial se remonta a 1920, cuando el  gran matemático y físico Hermann Oberth, la publicó en un libro.

Oberth describe diversos usos para un espejo espacial, incluida su eficacia ofensiva como arma militar, capaz de destruir ciudades e incinerar ejércitos enemigos en el campo de batalla, desde la seguridad del espacio. Lo interesante es que Hermann Oberth imaginaba estas cosas casi 40 años antes de que el hombre llegase al espacio.

A pesar de que la NASA dejó de lado el proyecto, la semilla de la idea estaba germinando en la mente de los científicos. Hace casi 10 años, en 1999, los rusos enviaron al espacio un espejo de estas características. Dado que en órbita la fuerza de la gravedad es muy débil, no hacen falta las grandes estructuras que usamos en la Tierra para mantener un espejo en una posición determinada, por lo que se pueden construir muy delgados y livianos.

El espejo ruso era poco más que un trozo de nylon brillante, que debía desplegarse desde la estación espacial MIR. Pero una de las antenas del vehiculo espacial se encargó de rasgarlo, y los rusos se quedaron sin experimento. Los cientificos esperaban poder iluminar zonas de unas 5 millas (unos 8 kilometros) de diámetro con su espejo.

Al menos oficialmente, los científicos rusos intentaban montar el espejo para iluminar zonas de desastre. Pero conociendo la tradición armamentista de las grandes potencias, no seria raro que hubiesen pensado en alguna otra utilidad práctica.

Y no es el único proyecto extraño que implica la luz solar y los espejos. Hace algunos años la prensa difundía que, para evitar la emigración de sus habitantes, junto al pueblo austriaco de Rattenberg se colocaría un sistema de espejos gigantes, colocados en una montaña cercana. Estos debían llevar la luz del sol al pueblo durante los meses de invierno, en los que la luz solar no llega a sus calles debido a la orografía del entorno. Se había calculado que la instalación costaría “solo” dos millones de euros, pero hasta donde sabemos, Rattenberg sigue a oscuras

Tampoco parece imprescindible el uso de espejos espaciales para la iluminación nocturna en casos de desastres. O al menos, los costos y problemas que plantean su instalación han hecho que nunca se lleven a la práctica.

Pero ya se sabe. Las ideas, a menudo se “reciclan”, y no seria extraño que dentro de algunos meses o años algún pretendido genio pregone que la instalación de espejos espaciales podría ser la solución a algunos de nuestros problemas.

Escrito por Ariel Palazzesi

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