Nuevo récord para la ciencia que, con una nueva técnica, detecta dos estrellas que murieron hace 11.000 millones de años. Por ahora, son las más antiguas que ha visto el ojo humano. Han sido descubiertas por un equipo de astrónomos de California que aseguran que este hallazgo ayudará a comprender mejor la formación del Universo.
La muerte de las estrellas que son, como mínimo, 8 veces más grandes que el Sol, se produce con un violento estallido de luz que arrasa el espacio y lo ilumina durante mucho tiempo. Más o menos como la de Michael Jackson. Estos impresionantes fenómenos llamados supernovas han podido ser observados por unos astrónomos de la Universidad de California. Se han convertido en las más lejanas localizadas hasta ahora, gracias a una nueva técnica que permitirá encontrar otras estrellas al borde de la muerte en el Universo. El récord de estrella moribunda más lejana estaba en poder de un ejemplar que se situaba a 6.000 millones de años luz.
Con este nuevo hallazgo, se dobla la distancia y se localizan dos supernovas en el límite del espacio, cuya vida está cifrada en 13.700 años. Jeff Cooke y sus colegas se centraron en supernovas de astros muy masivos , entre 50 y cien veces el Sol. Las supernovas estudiadas por este equipo son de un tipo específico, denominado II, que no sólo brillan en la longitud de onda visible, sino que también lo hacen (y mucho) en el rango ultravioleta.
Estas supernovas fueron detectadas al comparar imágenes de un mismo sector de cielo obtenidas entre 2003 y 2006, en búsqueda de galaxias que se habían vuelto transitoriamente más brillantes, señal que puede indicar la enorme cantidad de energía desprendida por una supernova. Jeff Cooke tuvo la idea de superponer las imágenes tomadas durante toda la temporada de observación y compararlas con las imágenes superpuestas de los otros años. Hay que saber que el brillo de una supernova puede llegar a durar hasta 5 años. Con esta técnica, conseguía aumentar la luminosidad de cada detalle en el monitor del ordenador. "Si se juntan todas las imágenes en un gran mural, se puede alcanzar a ver los objetos más débiles en el Universo más profundo, de igual modo que si se abre el obturador de una cámara fotográfica mucho tiempo, se capta más luz", explica el experto.
Utilizando imágenes del Telescopio de Canadá, de Francia y Hawai, Cooke encontraron dos objetos que parecían ser supernovas. Con la ayuda de un telescopio Keck, refinó la búsqueda y pudo observar el espectro de luz que emitía cada objeto y confirmar que en efecto se trataba de estas estrellas. «El Universo tiene unos 13.700 millones de años de antigüedad, así que estamos viendo algunas de las primeras estrellas que se formaron», ha señalado el especialista. Los investigadores aseguran en la revista Nature, lugar donde han publicado sus resultados, que el nuevo método permitirá avanzar en el estudio de la génesis del Universo y entender cómo se forman los planetas, en especial los que son parecidos a la Tierra.
Resulta fascinante pensar que estamos viendo el brillo de unas estrellas que murieron hace 11.000 millones de años. En aquellos tiempos el Universo andaba en pañales cósmicos y, con apenas 2.700 millones de años, comenzaba sus primeras andaduras por la existencia. Lo que vemos en las fotografías tomadas por los telescopios son recuerdos lejanos del principio de los tiempos que dejó de existir hace muchísimos años. Quizá el brillo de nuestro Sol moribundo, aunque no se convertirá en supernova, pueda ser observado por una civilización extraterrestre dentro de muchos eones y, probablemente, se harán las mismas preguntas que nosotros.