Algunos ojos siguen clavados en la Luna, pidiendo revancha. La mayoría observa con muchas ansias a Marte, y el resto del Sistema Solar también recibe una buena dosis de atención… pero hay ojos que miran mucho más lejos. Me refiero a nuestra vecina, la estrella Próxima Centauri, ubicada a «apenas» 4.22 años luz de distancia. Astrónomos del ESO que participan del proyecto Pale Red Dot acaban de realizar un espectacular anuncio: Hay un exoplaneta en la llamada zona habitable de Próxima Centauri, que podría tener una masa similar a la de la Tierra.
Es probable que el teléfono de Sid Meier haya explotado en las últimas horas, no por el inminente lanzamiento de Civilization VI, sino por la gran posibilidad de que exista un planeta con una masa similar a la Tierra orbitando la zona habitable de Próxima Centauri. Concedido: Alfa Centauri es «el sistema estelar» entero, y Próxima Centauri la enana roja que «acompaña» a las otras dos estrellas. 17 años atrás, nuestras mentes jugaban y disfrutaban con la idea de colonizar Alfa Centauri, sin embargo, hoy es momento para que la ciencia ficción se haga a un lado y ceda el lugar a un grupo de astrónomos en el ESO, que bajo la campaña de observación Pale Red Dot ha encontrado «evidencia definitiva» sobre la existencia de un exoplaneta orbitando a Próxima Centauri, dentro de su zona habitable. ¿Otro dato llamativo? Su masa sería sólo un 27 por ciento mayor a la masa terrestre.
Un planeta con una masa similar a la de la Tierra, orbitando la zona habitable de la estrella más cercana al Sistema Solar… ¿cómo no sentir entusiasmo? Ahora, debemos considerar al resto de los detalles. Tal y como mencionamos más arriba, Próxima Centauri es una enana roja, mucho más fría y pequeña que el Sol (0.12 masas solares), por lo tanto, Próxima b (designación que recibió el nuevo planeta), debe estar muy cerca de la estrella para ocupar su zona habitable. ¿Qué tan cercana es su órbita? 7 millones de kilómetros, ocho veces más «cerrada» que la relación entre Mercurio y el Sol. Próxima b tarda aproximadamente once días en girar alrededor de Próxima Centauri, pero su propia rotación sería de un período muy parecido. En términos relajados, es como la Tierra y la Luna: Sólo una cara del planeta recibe la luz y el calor de la estrella, mientras que la otra permanece en total oscuridad.
Ahí ingresamos a otro problema, que es la radiación. La temperatura en la superficie de Próxima b podría permitir la existencia de agua líquida, pero Próxima Centauri es un «carnaval» ultravioleta y de rayos X, provocando que Próxima b reciba 60 veces la radiación de alta energía que la Tierra recibe del Sol, o sea que su capacidad de retener agua líquida está en duda. ¿Cómo es que lograron encontrar a Próxima b? Dos palabras: Efecto Doppler. Las mediciones establecieron que Próxima Centauri se acercaba a la Tierra a una velocidad de cinco kilómetros por hora, para luego alejarse a la misma velocidad. La campaña Pale Red Dot permitió seguir el patrón por un total de sesenta días, pero resultó ser tan consistente que en el día 30 ya habían comenzado a preparar la publicación. ¿Qué sigue ahora? Más estudios, más mediciones, y si los dioses del presupuesto nos ayudan, Starshot.
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