Resistencia y dureza son dos factores extremadamente importantes que podemos encontrar en una gran cantidad de materiales. El truco está en poder contar con ambas virtudes al mismo tiempo, y allí es cuando las cosas se complican. Durante los últimos años se han hecho importantes avances en el desarrollo de aleaciones, pero en esta ocasión, el resultado es más que llamativo: Un vidrio metálico, más resistente y más duro que el acero mismo.
Hay muchas cosas que han alterado de forma significativa el rumbo de la raza humana, pero sin lugar a dudas, uno de ellos es el acero. Podemos verlo en casi todas partes, y hay una muy buena razón para ello: Su relación entre resistencia y dureza es formidable. La resistencia (ya sea tensil, a la flexión o a la compresión) se define por la cantidad de fuerza que un material puede recibir antes de sufrir una deformación, mientras que la dureza habla de la cantidad de energía por volumen necesaria para su ruptura. En ambos casos, el acero es sobresaliente. Hay materiales que son más resistentes, y otros que son más duros. Pero si estas virtudes se encuentran por separado, sólo pueden ser útiles en casos específicos.
Un grupo de investigadores del Departamento de Energía de los Estados Unidos, el Berkeley Lab, y el Instituto de Tecnología de California, han desarrollado un vidrio metálico con un nivel de resistencia y dureza en conjunto jamás alcanzado hasta la fecha. El vidrio está formado por una micro-aleación de paladio, un metal raro pero con múltiples aplicaciones. El paladio está acompañado por silicio, fósforo, germanio, y plata. Su estructura química puede compensar la fragilidad natural del vidrio, y es incluso más liviano que el acero, con un peso comparable al de una aleación basada en aluminio o titano (más allá de la diferencia de densidad entre estos dos metales). No es la primera vez que se aplica la idea de vidrio con ciertas alteraciones (como por ejemplo el famoso Pyrex), pero el próximo objetivo de sus desarrolladores será experimentar con otras combinaciones de metales.
El único problema que tiene este nuevo vidrio metálico no es otro más que su costo. El fósforo y el silicio no dan muchos problemas, pero el paladio, el germanio y la plata sí. Sin embargo, el proceso de fabricación y la exploración que queda por hacer con otros metales abren la posibilidad de nuevos materiales, más livianos, más duros y más resistentes. El rol fundamental del acero no corre peligro, pero no estaría nada mal contar con alternativas para diseño y construcción. Sin ir más lejos, ¿te imaginas una carcasa de ordenador hecha de vidrio, pero con todas las virtudes del acero? A más de uno le gustaría tener algo así en su escritorio. Mientras tanto, no hay mejor ocasión que esta para recordar aquella clásica escena de Star Trek IV y el aluminio transparente…