Los motores integrados a las ruedas se utilizan con frecuencia en bicicletas y motocicletas eléctricas, sin embargo, son una asignatura pendiente entre los coches eléctricos tradicionales. Hasta ahora, su presencia se ha visto limitada a conceptos y prototipos específicos, pero puede que las cosas cambien gracias a un nuevo desarrollo de la Universidad de Tokio, que transmite la energía de las baterías al motor en forma inalámbrica.
La historia indica que el primer coche en combinar energía eléctrica y combustible convencional fue el Lohner-Porsche, desarrollado en el año 1900. Además de ser revolucionario para la época, un detalle técnico muy interesante fue la integración de los motores eléctricos en las ruedas del vehículo. La primera patente sobre esa tecnología se otorgó en 1884, pero fue en 1890 cuando surgieron los primeros diseños prácticos. Aún así, la industria automotriz moderna ha rechazado casi por completo la implementación de motores eléctricos en las ruedas. Si bien existen conceptos como el Peugeot BB1, el módulo personal Hiriko y el Rimac Concept One, esta tecnología aún necesita atravesar cierto período de «redescubrimiento» por parte de los fabricantes.
Lo último sobre motores eléctricos integrados a las ruedas llega desde Japón, cortesía de la Universidad de Tokio. Allí desarrollaron un nuevo sistema capaz de transferir energía en forma inalámbrica directamente desde las baterías hasta el motor. El mecanismo es similar a la recarga inalámbrica por inducción que podemos apreciar en los dispositivos móviles. Cada uno de los motores posee una bobina acoplada que recibe electricidad de las baterías en el vehículo, y sus responsables indican que el coche eléctrico de prueba puede alcanzar unos nada despreciables 75 kilómetros por hora. La mejor parte es que la fuente de energía no necesita estar en el vehículo. Si alguien decidiera instalar bobinas de transmisión unos pocos centímetros por debajo del pavimento, los motores podrían hacer uso de esa fuente sin mayores inconvenientes.
El hecho de integrar motores eléctricos a las ruedas también elimina la necesidad de una transmisión, permitiendo así desarrollar vehículos más livianos que apliquen el peso ganado a una mayor cantidad de baterías, sin mencionar el hecho de controlar cada rueda individualmente, un detalle que incrementa la seguridad de los pasajeros. Por otro lado, imagino que instalar cuatro motores elevará el costo final del vehículo, pero la prueba de concepto fue un éxito. ¿Acaso Japón tiene en su futuro coches eléctricos con motores inalámbricos?
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