Desde hace 40 años, España posee la primera planta de desalinización de agua de mar de Europa. Es el país occidental que más uso hace de esta tecnología. Las empresas españolas lideran el mercado, aportando tecnologías a países como la India, Norteamérica y la región de Oriente Medio.
A pocos pasos de la costa del mar mediterráneo, en costa meridional de España, funciona la planta de desalinización más grande de Europa. En los intestinos de este enorme edificio, el agua de mar atraviesa tuberías brillantemente coloreadas para dirigirse a los tanques de desalinización, donde una serie de procesos de filtración y química le quitan la mayor parte de la sal que tiene disuelta. Más adelante, membranas de osmosis invertida quitan los restos de sal transformándola en agua potable.
Esta planta es el resultado de los esfuerzos de las principales firmas españolas dedicadas a transformar el agua de mar en potable. A lo largo de los últimos 40 años España ha construido este tipo de plantas. Primero en Canarias, luego en varios países del mundo.
La continúa investigación en Canarias pone el foco en métodos de desalinización que empleen energías renovables (como la solar y la eólica), para proporcionar soluciones sostenibles y ecológicas a países en vías de desarrollo. Gracias a ello, las compañías españolas son los principales competidores en el mercado internacional del diseño, ingeniería, construcción y operación de plantas de este tipo alrededor del mundo.
La idea de obtener agua potable a partir del agua de mar ha atormentando a seres humanos sedientos durante centenares de años. La forma más simple de hacer esto es calentar el agua para que al evaporarse se separe el agua de la sal. Este fue el método empleado guante los años 50 y 60, sobre todo en el Oriente Medio. En estas áreas, sin agua pero con combustible para quemar, se transformó un recurso en otro. Pero las tecnologías que emplean calor requieren enormes cantidades de energía, contribuyendo al calentamiento global del planeta.
Los investigadores estudiaron la posibilidad de emplear una membrana para separar la sal del agua de mar. En realidad, este tipo de membranas osmóticas se encuentran en la naturaleza, por ejemplo en las membranas celulares de animal y plantas, permitiendo que el agua las atraviese creando un equilibrio entre una solución altamente concentrada de un lado de la membrana y una concentración diluida en el otro. Con no poco esfuerzo, se logró desarrollar una membrana artificial que hiciera el trabajo opuesto: la solución concentrada es forzado a través de una membrana, dejando atrás una solución muy concentrada de sólidos disueltos (en este caso, sal).
Todos estos factores contribuyen al hecho que, en algunas regiones, la desalación haya llegado a ser competitiva, y hoy existen unas 15.000 plantas de este tipo en el mundo.
El agua potable se esta transformando en un bien escaso. El aumento de la población hace que la cantidad de agua necesaria sea cada vez mayor, no solo para el consumo directo sino también para la agricultura. En muchas regiones del planeta se trata de un bien escaso, y seguramente en el futuro, si no se hace una apuesta fuerte a este tipo de tecnologías, será el origen de muchos conflictos entre países.
El agua es un bien indispensable, y tecnologías como la española pueden proporcionar la solución a su escasez.