Si hoy en día un juego es difícil, se lo llama frustrante. Demon’s Souls construye desde su dificultad, un juego que solo aquellos con un gusto particular podrán disfrutar. Dominar el combate toma tiempo y aún así seguramente perderás constantemente, pero la simple gratificación de ganar ciertas batallas o de solo hacer bien una defensa y un contraataque, hacen de este título uno imperdible. Demon’s Souls tiene mucho que ofrecer para los fanáticos de los RPG y aquí te decimos por qué deberías conseguirlo si tienes una PlayStation 3.
Si hay algo de lo que los jugadores de antaño se quejan constantemente, es que hoy la dificultad ha disminuido considerablemente. En parte se debe a que los juegos dejaron de ser un desafío, para pasar a ser una experiencia, la cual, se pasa mejor cuando es fluida y no siendo constantemente detenida por secuencias frustrantes. Aún así, eso no es excusa suficiente para muchos y para quienes quieran desangrarse los dedos jugando, tenemos la cosa perfecta. Demon’s Souls es un RPG de acción japonés poco amable. Hay mucha gratificación aquí… pero si tienes la paciencia para encontrarla.
Demon’s Souls presenta un mundo de fantasía oscura como siempre ha sido. Caballeros, dragones, demonios y muchas muertes por todos lados. Aunque, al principio, el título amaga con tener una narrativa profunda y detallada, ya que hace un gran trabajo en explicar el estado actual del reino y tu objetivo en el juego, poco pasa hasta que la narrativa desaparece por completo. A lo largo de la aventura tienes algunos diálogos, pero no mucho más que eso. Esto puede ser un poco decepcionante, pero hay suficiente contenido como para no extrañar algún tipo de narrativa que una los hilos.
Una vez que comienzas, tienes cinco regiones para explorar libremente. Comenzarás yendo de aquí para allá completando quests y a medida que mates demonios, te harás con sus almas. Y esto no es solo importante porque está en el título del juego, sino porque es la manera con la que mejoras tu armamento y habilidades, lo que las transforma en lo último que quisieras perder. Pero adivina qué. Cada vez que pierdes, también pierdes las almas que has recolectado hasta el momento. No puedes vender nada de lo que tienes, por lo tanto solo tienes las almas que colectas. Lo bueno es que si vuelves al lugar donde moriste, puedes recuperarlas , pero si has perdido una vez, hay grandes chances de que vuelvas a hacerlo. Y si pierdes una segunda vez… dile adiós a todas tus almitas lindas, porque no volverán jamás.
Esto podrá sonar completamente frustrante y casi cruel por parte de los desarrolladores, pero lo curioso es que al final le juega a favor. Toda la atmósfera en el juego da la sensación de que te encuentras en el peor lugar del mundo. El infierno en la Tierra, si se quiere. Y la desesperación de poder perder todas las almas, solo multiplica la crueldad del lugar donde te encuentras. Por supuesto que no será así para todos. Muchas personas solo buscan los juegos para divertirse, pero si eres como nosotros y además de la diversión quieres una experiencia y un desafío… entonces Demon’s Souls es una pesadilla hecha realidad. Una linda pesadilla, igual.
Una vez que tienes suficientes almas, puedes volver a Nexus (ciudad central) para mejorar las armas o habilidades y reparar alguna parte del equipo que haya recibido mucho castigo. Demon’s Souls tiene una gran sensación de progresión, porque a medida que avanzas, ciertos enemigos que antes eran decididamente difíciles se vuelven muy fáciles, pero en ningún momento mejoras al punto donde te sientes un enviado divino. Al mantener esa línea tan justa, siempre sientes que estás mejorando, pero el desafío cada vez sigue siendo mayor, lo que desemboca en una tremenda gratificación, cuando las cosa salen bien. Cuando salen mal… mejor no hablemos.
El combate es una verdadera joya. Mientras que la arquería y la magia ofrecen un buen combate a distancia, las mecánicas en el combate mano a mano son las que lo hace brillar. Gracias a un buen sistema de tiempos y stamina no se puede lanzar ataques constantemente, rezando que uno conecte, sino que hay que ser táctico y frío en la ejecución. Hay una gran cantidad de acciones como esquivar, defenderse, estocadas y todo tipo de ataques que permiten tener un estilo particular. Además, la enorme cantidad de armas y escudos, cada uno con sus estadísticas definidas, le dan otra capa estratégica al combate. Los jefes finales también están muy bien diseñados. No solo por su apariencia física, sino porque cada uno es más difícil que el otro y acabar con ellos son desafíos completamente diferentes.
En cuanto al apartado multijguador es bastante único en su especie. Aunque no tiene ningún modo predefinido, siempre y cuando estés conectado a la PlayStation Network, jugarás en un mundo constante con otros jugadores. No como un MMORPG, tú sigues haciendo las cosas solo, pero puedes pedir ayuda de algunos jugadores que hayan muerto, o dejarles mensajes a otros, dándoles información certera o no. También hay una opción para ver las muertes de los jugadores en ciertos escenarios, lo que puede ser muy divertido e informativo a la vez. En caso de que estés muerto puedes enfrentar a otro jugador con el objetivo de tomar su alma y recuperar la tuya, pero como no hay una opción para retirarse de dicha pelea, puede terminar en una trágica derrota. Igual, solo aquellos del mismo nivel pueden atacarse, para que sea justo.
Sí, Demon’s Souls es imperdonable en cada una de las cosas que hace, pero a la vez, ofrece una enorme cantidad de gratificación por cada cosa que haces bien, lo que obliga a seguir intentando. No tienes por qué terminarlo apurado. Si te sientas a disfrutarlo, con su lento progreso y todo lo que eso conlleva, entonces seguramente le sacarás muchas horas de entretenimiento al combate y curioso modo multijugador. Es una pena que esté disponible únicamente para PlayStation 3, porque acota aún más la cantidad de personas que lo podrán jugar, pero si tienes la consola, desde aquí te lo recomendamos.
Puntaje: 92%
Conclusión: Demon’s Souls es probablemente uno de los juegos más difíciles del año… pero también uno de los mejores.