La gente de la Universidad de Tecnología de Delft (Países Bajos) ha construido este ornitóptero de tan sólo 16 gramos con una capacidad de vuelo de 15 minutos.
“Empiezas con un vehículo aéreo que funcione, y luego lo vas haciendo más pequeño, y más pequeño” cuenta Bart Remes, desarrollador de DelFly. Y efectivamente, esos fueron las pasos que siguieron para crear esta maravilla voladora. Comenzaron por construir un ornitóptero de un radio de 30cm. que sólo podía volar hacia delante (Delfy 1) y luego lo empequeñecieron y mejoraron. El DelFly II puede volar hacia atrás, permanecer quieto en el aire y además de tener mayor tiempo de vuelo es más robusto. Puede despegar y aterrizar verticalmente y resiste colisiones con paredes sin desmoronarse. Todo esto con una cámara abordo y sin superar los 16 gramos de peso.
El tiempo de vuelo máximo de DelFly II es de 15 minutos (8 minutos si permanece suspendido), y puede alcanzar una velocidad de 15m/s volando hacia delante y de -0.5m/s volando hacia atrás. Puede ir confortablemente contra el viento: “volar en el exterior no es problema. Si el viento es más alto que la velocidad de vuelo, flotas con el viento como lo hacen los insectos. Si dejas de controlar el vuelo del DelFly II, éste asumirá una posición estable” cuenta Remes
La estructura de las alas está armada simétricamente (todas las superficies son iguales) lo que lo hace una plataforma muy estable para vídeo. Un receptor de 3 canales (35MHz) maneja la comunicación entre la estación en tierra y el DelFly II y todo se energiza con una batería de iones de Litio con capacidad de 130 mAh (5V)
Y mientras nos deleitamos con el logro del DelFly II, Remes y su equipo trabajan para continuar asombrándonos. Actualmente están desarrollando una versión Micro del DelFly, que esperan tenga sólo 10 cm. de diámetro. Aunque el verdadero logro llegará con el Delfly Nano que tendrá una expansión de alas de 5cm. y será prácticamente invisible cuando esté en pleno vuelo.
Estas libélulas mecánicas serán utilizadas con objetivos de espionaje principalmente, aunque también se consideran su utilidad para buscar sobrevivientes en edificios colapsados o para rastrear contaminación atmosférica con un sensor químico.