Empresas como Google, AMD y Red Hat han creado un grupo llamado Open Source for America. Uno de los objetivos principales de este grupo es asegurarse de que el gobierno norteamericano considere software de código abierto a la hora de elegir software. El hecho de que los programas de código abierto ocupen una parte tan importante del mercado y el gobierno no les reconozca el esfuerzo es algo que parece estar llegando a su fin.
En algo que parecía que nunca iba a suceder, grandes empresas de software y hardware se unieron para empujar el código abierto hacia un nuevo nivel. Estas empresas crearon un grupo llamado Open Source for America y, lo que hace, es asegurarse de que las agencias gubernamentales, aunque sea, consideren software de código abierto como una opción a la hora de adquirir aplicaciones y programas.
“El mercado de código abierto está creciendo dramáticamente, pero todavía falta educar a las personas sobre cómo sacar el mayor provecho de este crecimiento.”, dice Roger Burkhardt, jefe ejecutivo en Ingres, desarrolladores de una base de datos de código abierto. Y como este caso, hay muchos otros que quieren promover este tipo de software que ofrece su producto base de manera gratuita y luego gana dinero cobrando por soporte y otros servicios. Según Burkhardt, el gobierno no entiende este tipo de negocio y por eso no le dan la atención necesaria.
Algunos de los miembros que iniciaron el grupo, Open Source for America, son empresas reconocidas como Google, Oracle, Red Hat, AMD, Novell y Canonical, además de algunos desarrolladores de software de código abierto menos reconocidos. El gobierno norteamericano ha dedicado gran parte de su presupuesto para estimular proyectos tecnológicos y ahora los desarrolladores de código abierto, que han hecho tanto por la evolución de la industria, quieren su parte del dinero.
No solo eso, sino también quieren que el gobierno siga el ejemplo de sus pares europeos y asiáticos, en cuanto a la adquisición de software de código abierto. La creación de este nuevo grupo sin dudas pondrá presiones sobre un gobierno que parece hacer oídos sordos a un lado del mercado que está teniendo mejores resultados que el sistema que ofrece un servicio por una cantidad de dinero sin importar cuán bueno sea el producto. Uno no paga por lo que compra, sino por cuánto le dicen que debe pagar, cuando deberíamos pagar por cuán bueno sea el programa.
