Los coches llevan más de cien años entre nosotros, y aunque el ser humano no cambió mucho que digamos en ese tiempo, la historia fue muy diferente para este tipo de vehículos. El salto evolutivo de los coches ha sido impresionante, pero algo similar se puede decir sobre la cantidad de accidentes. Con eso en mente, ¿qué clase de camino biológico deberían tomar nuestros cuerpos si quieren ganar inmunidad (o por lo menos, una resistencia superior) a los choques? La respuesta es «Graham», un proyecto que combina a los esfuerzos de un cirujano, un experto en accidentes, y una artista.
Cualquiera que decida indagar sobre el origen de la vida (desde un punto de vista científico, por supuesto) encontrará múltiples referencias que ubican al llamado «ancestro universal» unos 4 mil millones de años en el pasado. A modo de comparación, el «humano anatómicamente moderno» (el término técnico es «homo sapiens sapiens») surgió cerca de 200 mil años atrás, o sea que apenas somos uno de los capítulos más recientes en la larga historia de la Tierra. No quedan dudas de que la evolución prefiere «el camino largo». Diferentes especies continúan apareciendo y extinguiéndose (de hecho, la llamada «extinción masiva del Holoceno» está sucediendo ahora), pero definitivamente se toma su tiempo, y aquello que «funciona» no recibe mayores cambios. Ahora, un juego: Imaginemos a la especie humana evolucionando con la misma velocidad de sus creaciones, en este caso, un coche. En poco más de un siglo pasamos de carretas glorificadas a vehículos autónomos, y hay mucho en camino… pero los coches también trajeron accidentes, choques, y pérdida de vidas. Si el cuerpo humano tuviera la capacidad de adaptarse para sobrevivir, resistir, y por qué no ser inmune a esa amenaza… ¿cómo sería en realidad?
Presentamos a Graham, nuevo miembro de la campaña de seguridad «Toward Zero» organizada por la Comisión de Accidentes de Transporte de Melbourne. Un cirujano, un experto en colisiones y una artista unieron fuerzas para dar forma al «humano a prueba de choques», y honestamente hay mucho que debemos destacar. En primer lugar, su cráneo es más grande y grueso, con el objetivo de proteger a su cerebro. El rostro, ahora cóncavo y cubierto de grasa, le permite evitar un mayor daño a ojos y nariz. El cuello, que siempre es uno de los puntos más débiles en un impacto, en esencia desaparece, reduciendo así la posibilidad de parálisis, y otra clase de trauma en la columna vertebral y la espalda. La piel es espesa además de resistente a cortes, y sus costillas cuentan con un equivalente a «air bags», por así decirlo.
Sin embargo, la historia no se termina allí: Graham también ha sido «optimizado» para sobrevivir choques «fuera» de un coche, con una articulación extra a la altura de los tobillos, y flexibilidad adicional en las rodillas. En cuanto a la «construcción» de Graham, encontramos fibra de vidrio, silicona, diferentes resinas, y mucho cabello humano. Graham permanecerá como exhibición en la Biblioteca Estatal de Victoria hasta el próximo 8 de agosto, y luego saldrá de gira por toda Australia.