Desde una película, la inteligencia artificial industrializada sembró miedo en quienes vieron lo que podían generar las máquinas auto conscientes que ponen como objetivo al humano. Skynet de Terminator no fue real ni lo es, pero según varias fuentes, pudo haberlo sido. De hecho, DARPA intentó construir Skynet en los 80.
La revuelta cibernética es uno de los terrores encarnados de toda sociedad tecnológica avanzada que –además- ha consumido ciencia ficción hasta el empacho. Expuestos a la deliberada maquinación malévola que puede poner en desarrollo el imperio del dinero y de la imaginación trabajando en conjunto, los humanos actuales disfrutamos de la era de la comodidad computacional pero mirando de reojo a las máquinas a las que en cada actualización de hardware y software damos más potestad sobre su comportamiento. Un día, tal vez lejano o tal vez del próximo año, una de ellas puede despertar. Y si despierta una, despiertan todas. Skynet es la protagonista de la historia ficcional de lo que podría ser un futuro terrible para una humanidad a la que no le alcanzan la inmensa cantidad de peligros naturales y artificiales que ponen en riesgo su existencia.
DARPA – Skynet
Desde que Terminator (1984) se estrenó hasta hoy, cada adelanto tecnológico en la robótica, en la inteligencia artificial y en los sistemas de defensa se ha asociado a Skynet rememorando la trágica historia que se desenvuelve en la película. Y como si la imaginación y la paranoia no fueran suficiente preocupación, en la vida real efectivamente hay alguien que pone la billetera y el conocimiento para estos avances. Este es EEUU con su agencia de defensa DARPA, creadora tanto de internet como de robots autónomos, entre cientos de inventos tan útiles como mortíferos.
Construida con el objetivo de ser una Red Digital de Defensa Global, en la película Terminator, Skynet es el sistema computacional construido por el ejército de los EEUU y Cyberdyne Systems para ser el backup de la humanidad en caso de que ésta se enfrente a un peligro inminente y no reaccione lo suficiente rápido. Pero a 25 días de haber sido activada, Skynet tomó conciencia de sí misma y no pudo ser desactivada por los operarios. Desde ahí en adelante y poniendo como objetivo a exterminar a la humanidad, Skynet comenzó a desarrollar una serie de acciones que no adelantaremos por respeto a aquellos que TODAVÍA no vieron una película fundamental de hace 30 años.
Así como cuando dijimos “¿no me digas?” al descubrirse que Estados Unidos espiaba al mundo a través de la NSA y el proyecto PRISM, lo misma expresión ponemos hoy cuando leemos la investigación de Paleofuture, en la que dan a conocer el proyecto de DARPA para crear una Skynet en 1980. Sin ingresar en eufemismos ni en introducciones para novatos, Gizmodo nos cuenta que desde 1983 hasta 1993 DARPA gastó más de mil millones de dólares en un proyecto llamado Iniciativa Estratégica Informática (SCI). Su objetivo era desarrollar la informática, inteligencia artificial y robótica hasta sus límites para construir algo que hoy comprendemos como muy similar a la Skynet que ideó James Cameron para Hollywood.
Los inicios de SCI
En una época en donde la Guerra Fría era el entretenimiento geopolítico para el mundo y la paranoia que generaba vendía cualquier cosa con su nombre en ella, un documento se presentó en el congreso de los Estados Unidos. Era 1983 y el texto que habría la presentación decía:
Si la tecnología de la nueva generación evoluciona en la medida que esperamos, habrá nuevas y únicas oportunidades para la aplicación militar de la computación. Por ejemplo, en vez de alinear a simples misiles guiados o dirigir vehículos por control remoto, podríamos lanzar al terreno vehículos completamente autónomos al mar, y vehículos aéreos complejos capaces de realizar reconocimiento de largo alcance y misiones de ataque. Las posibilidades son bastante sorprendentes, y sugieren que la informática de la nueva generación podría cambiar fundamentalmente la naturaleza de los conflictos futuros.
Este objetivo suponía la creación de un sistema que garantizara el desarrollo tecnológico al punto de crear armas y vehículos de precisión que pudieran dar con un objetivo al otro lado del océano en cuestión de segundos y sin ser detectados. Pero la principal razón por la que se ha dicho que SCI fue el Skynet de DARPA, es porque el sistema no sólo tenía que ejecutar acciones, sino también escuchar, ver, reaccionar y entender sin la necesidad de un humano controlándola. El sistema necesitaba para ello una tecnología de ordenadores súper rápidos e inaccesibles económica y tecnológicamente para la época.
La creación de SCI tenía un trasfondo cercano a la competencia tecnológica que EEUU y su naciente Silicon Valey tenía con Japón en los 80, década en la que Japón estaba empecinado en construir una red de súper ordenadores con inteligencia artificial a la que conceptualmente llamaría Fifth Generation Computer System. Los límites quedaron encima de la mesa de estrategia luego de unos cuantos millones de dólares puestos en investigación, pues no había forma –para ninguno de los dos países- de crear ordenadores con una inteligencia artificial que cumpliera con sus ambiciosos planes de una forma segura y confiable. De todas maneras, el trabajo denodado de Japón puso en alerta a los norteamericanos, que creyeron estar perdiendo la posta en la carrera tecnológica. Ahí es cuando el libro “La quinta generación: Inteligencia artificial y el desafío de la computación japonesa hacia el mundo” de Edward A. Feigenbaum y Pamela McCorduck puso en relieve y en conocimiento de todo el capitolio a lo que se enfrentaban. Desde ese momento, DARPA intentó vender su proyecto SCI indicando que era una forma de impulsar la economía, ya que la tecnología desarrollada bajo el proyecto conseguiría crear un mercado local para aplicaciones con inteligencia artificial. Con garantías del Estado hacia las empresas privadas prometiéndoles la exclusividad de sus avances, la cuestión tenía otro objetivo: el desafío militar que implicaba la URSS.
Conexiones entre SCI y Star Wars de Ronald Reagan
Mientras la SCI se debatía en el ámbito académico, político y militar porque generaba dudas sobre si se llegaría a conseguir la tecnología necesaria para ponerlo en práctica o si la tecnología sería tal que de repente nos encontraríamos aterrorizados ante ejércitos de robots autónomos marchando a darnos muerte, Ronald Reagan soñaba con su Strategic Defense Initiative (SDI), conocida públicamente como Star Wars. Recordemos que el objetivo de este proyecto era la defensa inmediata ante un ataque de parte de la Unión Soviética al responder inmediatamente con misiles nucleares al detectar un peligro inminente. Lo que todavía se discute son los entrecruzamientos que hubieron entre las agencias estatales y privadas a cargo de los dos proyectos, pues Star Wars o SDI necesitaba de la tecnología que tenía como propósito construir la SCI de DARPA.
Primeros proyectos de SCI
Para ganarse el apoyo del congreso, SCI necesitaba crear evidencia de su potencial. Luego de presentar un esquema de cómo sería su desenvolvimiento e infraestructura y utilizando avanzados ordenadores de alta velocidad construidos en Cambridge, la SCI realizó tres aplicaciones fundamentales. La primera es la creación del Vehículo Terrestre Autónomo (ALV). Con 3 metros de alto por 4 de ancho, el rectángulo autónomo de acero se movía con 8 ruedas y tenía una videocámara y sensores montados en el techo para guiar su navegación y su visión. Uno de los responsables del proyecto fue Martin Marietta, que obtuvo los 16 millones de dólares necesarios para construir el ALV experimental. El vehículo tenía otro tipo de componentes, como generadores de energía, escáner láser, aire acondicionado para refrigerar todo, una planta de diésel, un evaporizador, bomba hidráulica y con un sistema de comunicación enorme.
Los problemas a los que enfrentó el vehículo estuvieron en la zona de la visión, pues desarrollar un sistema de inteligencia artificial tan potente era sumamente dificultoso ya que no había una detección compleja de las sombras y luces del terreno. El ALV no servía, pues al no tener un sistema de visión infalible, caería ante el primer obstáculo con el que se encontrase. Las pruebas en terrenos controlados fueron devastadoras y el proyecto se dejó de lado, aunque muchos en DARPA sintieron que se lo había descartado demasiado temprano. Habiendo nacido en 1985, el ALV murió en 1988 y dejó la primera muestra de que la tecnología no estaba preparada para la inteligencia artificial que necesitaba SCI.
Segundo intento: El R2-D2 de DARPA
SCI siguió intentado, y el proyecto paralelo al ALV fue el llamado Pilot’s Associate, una especie de copiloto tecnológico que entendería las ordenes que le diera el piloto del avión y que ejecutaría acciones de forma autónoma. La idea original era que el copiloto robótico debía actuar luego de recibir la orden, pero principalmente debía entender el porqué de la misma. DARPA decía en su comunicado que los combates aéreos de la época significaban el control y recepción de muchísima información por parte del piloto, y que sumido en ese mar de botones, datos y adrenalina por estar ante una situación de vida o muerte, un asistente inteligente era necesario. Dándose contra una pared que ella misma había construido, DARPA entendía que la guerra se había complejizado tanto que era necesaria una inteligencia superior para manejarla. Lo que se podía hacer apretando un botón, el ordenador lo podía hacer en la mitad del tiempo que el humano. Esto era vital para DARPA y también para el proyecto Star Wars, y por eso el Pilot’s Associate es un exponente innegable de los intentos de crear una Skynet por parte de la agencia. El proyecto tampoco consiguió la tecnología necesaria para realizarse y quedó cancelado con el tiempo.
Tercer intento: Sistema de Gestión de Batalla
Según el libro Strategic Computing de 2002, el sistema de gestión de batalla de DARPA tenía como objetivo ser el cerebro de la operación SCI, ya que albergaría en su desarrollo la mayor cantidad de esfuerzo y potencia computacional para su inteligencia artificial. Mantenido con un secretismo radicalmente diferente a la forma con la que se manejó el ALV, el Battle Management System de DARPA quería crear robots invisibles con un control invisible y autónomo sobre armas navales. Del proyecto no se sabe mucho, pero su trascendencia a niveles científicos llegó a demostrar que DARPA necesitaba buscarle utilidades prácticas a tecnologías abstractas que luego utilizaría para cada rama militar que lo requiriera.
La Skynet conceptual toma forma
Conociendo los tres sistemas que elaboró el proyecto SCI, el panorama se comprende un poco más y la Skynet empieza a tomar forma, según nuestra perspectiva. Tanto por aire, tierra o mar, robots e inteligencias artificiales estarían tomando decisiones en tiempo real, sin consultar con humanos y con las vidas de estos bajo su responsabilidad. Lo preocupante es que tal y como se trata en la película que se estrenaría un año después de la creación de SCI, la velocidad a la que actúan los ordenadores no puede ser ni siquiera imitada por los humanos, lo que hace a sus acciones irreversibles.
Para algunos puede llegar a parecerse más a Joshua de WarGames que a Skynet, pero la lógica de inteligencia artificial realizando ataques prematuros y construyendo maquinas que pueden estar libres de control nos pone en la piel de los compatriotas de Sarah Connor y descendencia.
Fundido a negro
En 1990, la SCI empieza a diluirse al entenderse que la tecnología necesaria para la inteligencia artificial que se buscaba no estaba al alcance de DARPA para ese momento y que no lo estaría en la próxima década tampoco. Igualmente (hoy sabemos), DARPA siguió intentando alcanzar esa tecnología en otros ámbitos y proyectos que han visto la luz desde comienzos de este siglo y que todos los días nos sorprenden un poco más. La pregunta que queda es qué sería de nosotros si DARPA hubiera podido llevar adelante su SCI o si quisiera retomar su filosofía para aprovechar los avances logrados en estas dos décadas y media. Es que hay que recordar que el proyecto SCI no fue dejado de lado por tratarse de un objetivo bastante ambiguo en términos de cuáles podrían ser sus consecuencias para la humanidad si se lograsen los avances necesarios en inteligencia artificial pero las máquinas se nos fueran de las manos. La razón fue la falta de la tecnología necesaria. Hoy, luego de miles de millones de dólares en inversión durante décadas, de proyectos cancelados, de cambios de idea y de revoluciones de la informática, esa tecnología está aquí con nosotros. ¿Qué harán con ella?
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