La ciencia ficción le ha dado a Tony Stark ventajas muy específicas que aún no podemos reproducir. En la vida real, cualquiera que trate de volar de forma similar a Iron Man deberá cargar con sus propios motores y combustible, pero eso no ha detenido a inventores como Richard Browning, quien acaba de presentar en público a su propio sistema de vuelo, bautizado apropiadamente Daedalus. El traje requiere de una extraordinaria preparación física, y aún así, lo mejor para proteger la integridad del piloto es elevarse apenas unos pocos metros…
El concepto del «jetpack» no es nuevo que digamos. Las primeras teorías sobre vuelo personal en ese formato se remontan a la década de 1910, y durante todo el siglo XX se llevaron a cabo docenas de proyectos (probablemente muchos más) que trataron de dar con el diseño exacto. El jetpack también recibió mucha atención por parte de la milicia, ya que la idea de ver a la infantería estándar ganar supremacía aérea frente al enemigo era muy tentadora. Ahora, los desafíos están muy bien identificados. La falta de densidad energética en los combustibles disponibles y el pobre perfil aerodinámico del cuerpo humano a la hora de volar aparecen al tope de la lista, pero el trabajo continúa, y esta vez nos encontramos con Daedalus.
Ex soldado, maratonista, empresario dedicado a la industria del petróleo e inventor, Richard Browning lleva un largo tiempo perfeccionando y optimizando a su traje Daedalus. En su configuración actual utiliza seis propulsores, dos instalados en cada brazo, y el último par en la parte baja de la espalda. Volar con Daedalus es extremadamente complicado («una bicicleta en tres dimensiones», de acuerdo con el propio Browning), y demanda un estado físico impecable. Después de todo, el cuerpo del piloto es «el fuselaje» para el Daedalus.
El casco posee una pantalla integrada que presenta los niveles de combustible vía WiFi. Browning explica que en teoría, Daedalus puede volar a cientos de kilómetros por hora y alcanzar una altitud considerable, pero las pruebas iniciales están limitadas (por cuestiones lógicas) a unos pocos metros del suelo. Su siguiente paso es organizar diferentes eventos, para los que ya tiene a nada menos que Red Bull como socio. Lo más impresionante es que «media docena de personas» se acercaron a Browning solicitando su propio traje Daedalus. El inventor calcula un precio de 250 mil dólares por unidad.