El streaming se convirtió en un recurso fundamental para los amantes de la música, pero muchos artistas allá afuera tienen una opinión muy negativa sobre esta vía de acceso, y la razón no es otra más que el dinero. Algunos incidentes entre grupos y cantantes con los principales distribuidores han sido bien documentados, y eso nos lleva de regreso a una pregunta clásica: ¿Cuánto ganan realmente con el streaming? Los valores finales son mucho más bajos de lo que imaginamos, pero existe otro detalle, y es que casi todos los servicios trabajan a pérdida.
Uno de los primeros artistas en reconocer el potencial de Internet fue ese eterno titán cósmico llamado David Bowie. En la otra acera, el cantante más «anti-red» que recuerdo es Prince, quien controlaba su propiedad intelectual con mano de hierro, y terminó envuelto en demandas ridículas, atacando incluso a sus propios fans. Sin embargo, entre ambos extremos y los avances tecnológicos apareció el streaming, que se transformó en una vía legal para acceder al contenido sin perjudicar a los artistas. Uno de los beneficios más importantes del streaming es que quebró la tiranía de las discográficas, abriendo las puertas a miles de artistas independientes. Después encontramos al acceso gratuito, que esencialmente funciona como una radio, inyectando la ocasional publicidad entre un tema y otro. El resto puede ser interpretado de forma meritocrática: Cuando más popular y atractivo sea el material, más dinero gana el artista. La gran pregunta es «cuánto».
Si nos guiamos por los datos publicados en el portal Information Is Beautiful… no tanto. Los gráficos usan de referencia a un salario mínimo de 1.472 dólares mensuales. Por supuesto, este número cambia drásticamente dependiendo de la región, pero si seguimos el juego y tomamos los 10.5 dólares por hora de un lugar como California, eso nos da unas 35 horas semanales. Si un artista independiente espera que una canción le permita alcanzar dicho salario mínimo, el último servicio que debería usar es YouTube. De acuerdo al gráfico, YouTube paga 0.0006 dólares por reproducción, o sea que necesita 2.4 millones de hits. Cada stream de Spotify entrega seis veces la suma de YouTube, y nos deja en unas 380 mil reproducciones. Todos los demás servicios pagan más. Google Play se ubica en 0.0059 dólares por stream, y Apple Music queda cerca de duplicar a Spotify con 0.0064 dólares. Los más generosos son Tidal y Napster (sí, Napster), con un centavo de dólar por stream, pero no superan los diez millones de usuarios combinados.
Si estudiamos los valores de artistas bajo un sello discográfico, los ajustes están en centésimas de centavo, pero si hay algo aún más impactante en los gráficos es que todos los servicios (salvo Google Play y Apple Music que no tienen información) trabajan a pérdida. Spotify quema casi 200 millones de dólares al año, mientras que YouTube pierde 174 millones en el mismo período. Obviamente, esta compilación no contempla factores como el porcentaje destinado a los autores, las recaudaciones de las giras y otros acuerdos secundarios, pero todo parece confirmar que el streaming no es una vía de ganancias, sino de promoción.