El gran Philip Kindred Dick hizo la pregunta en la década del ’60 con el título que escogió para una de sus novelas más famosas. Soñar, amar y odiar son cosas naturales en el ser humano, pero la gran duda es si algún día se extenderán a una inteligencia artificial lo suficientemente avanzada. A esta pequeña lista también podemos agregar las expresiones artísticas, aunque en ese punto, Google nos brinda una respuesta a través de sus redes neurales, a las que se les dio vía libre para «crear» imágenes.
Una mujer pierde a su ser amado, convierte su dolor en inspiración, y escribe una canción. Un hombre con extrañas visiones sobre monstruos y lugares perturbadores decide colocar esas imágenes sobre un lienzo. Un anciano perteneciente a una tribu remota encuentra un trozo de madera, y ve en él una estatuilla a la que comienza a «revelar» con su cuchillo. Son ejemplos sacados del manual, pero sirven para comprobar que el arte llega a nosotros recorriendo diferentes caminos. Ahora, ¿es el arte exclusivo del ser humano? Si bien existen varias referencias sobre animales pintando y dibujando, lo que quiero preguntar es si en algún momento una inteligencia artificial podrá hacer arte por su cuenta.
Como ya sabemos desde hace un tiempo, la gente de Google utiliza redes neurales para sus plataformas de clasificación de imágenes y reconocimiento de voz. Una red tiene entre diez y treinta capas de neuronas artificiales, y el contenido a analizar e interpretar va atravesando cada una de ellas hasta llegar a la última «capa de respuesta», que presenta el resultado. En esta oportunidad, Google modificó el proceso para que la red neural genere imágenes a partir del material que ya tiene a su disposición.
Las primeras peticiones fueron relativamente sencillas: Bananas, tornillos, paracaídas y estrellas de mar fueron algunas de las cosas que la red neural «creó» manipulando imágenes, pero otro aspecto mucho más interesante es que la red no sólo puede trabajar con ruido, sino también con imágenes más complejas. En esos casos se le permitió optimizar y amplificar lo que encontrara, dando lugar a resultados muy extraños, como un cielo repleto de animales, un caballero con rostro de hipopótamo y su mano derecha reemplazada con un pez, o construcciones enteras ocultas en árboles.
Google utilizó una palabra muy poderosa para describir las imágenes de su red neural: «Sueños». Cada cuadro fue generado utilizando como base las experiencias previas de la red, y el conocimiento disponible. Por supuesto, aquí no hay amor, dolor, odio, soledad, ni nada que se le parezca… pero cada una de esas capas neuronales vio algo que ninguno de nosotros pudo ver. Tal vez algunos descarten a estas imágenes como el producto errático «de una máquina», sin embargo, ¿quién no ha visto una nube con la forma de un animal…?