La empresa 3DIcon parece haber encontrado (¡por fin!) la forma de representar imágenes tridimensionales que puedan verse desde cualquier ángulo y sin necesidad de utilizar gafas especiales. El dispositivo, llamado CSpace, basa su funcionamiento en una nube de partículas en suspensión, a las que ilumina selectivamente con un par de láseres infrarrojos.
La batalla por conseguir un sistema de proyección de imágenes tridimensionales que realmente funcione y que no nos obligue a estar sentados en un punto exacto de la sala o cargar con un par de gafas especiales, está resultando más dura de lo que se creía hace unos años. Es decir, resulta bastante fácil implementar algún sistema pseudo-3D solamente jugando con los colores o con las imágenes que ve cada ojo. Pero hasta ahora no hemos podido poner a punto un dispositivo que genere una imagen que sea visible desde cualquier ángulo, en colores, y que se vea realmente sólida con el ojo desnudo.
CSpace es un sistema de proyección que si bien tampoco logra un resultado que haga pensar al espectador que se encuentra frente a un objeto real, se aproxima bastante. Para generar una imagen 3D creíble, es necesario abandonar la idea de que sobre una superficie 2D (como la de un monitor, TV o pantalla de cine) es posible crear una representación tridimensional efectiva. Todos los métodos que usan una pantalla 2D hacen agua cuando uno se mueve hacia los lados de la misma, es decir, los objetos no pueden ser vistos desde 360 grados.
Para tener éxito, CSpace utiliza un display volumétrico. En lugar de una superficie plana, se tiene un cubo transparente lleno de partículas que flotan libremente, más o menos como esas motas de polvo que puedes ver en un haz de luz que penetra en una habitación en penumbras. Por supuesto, en lugar de polvo se utilizan unas partículas especiales capaces de excitarse cuando son iluminadas con un par de rayos láseres infrarrojos.
Los dos haces láser se combinan para generar una imagen dentro del espacio ocupado por las partículas. El punto fuerte de 3DIcon es la gran calidad de las imágenes que se pueden generar con su tecnología. No solo son visibles desde cualquier punto situado en el exterior del cubo, sino que tienen una excelente resolución. Además no requiere de partes móviles, algo que siempre es bienvenido y que proporciona una larga vida a cualquier dispositivo, ya que no hay desgastes debidos al roce mecánico entre las piezas.
El prototipo que tienen en funcionamiento genera imágenes de un solo color (verde), pero la tecnología es aplicable a la producción de imágenes 3D a todo color. Algunos generales ya fantasean con aplicar este tipo de displays en su actividad favorita: la guerra. Imaginan que la capacidad de ver en tiempo real vídeo 3D proveniente del campo de batalla podría ayudar a los comandantes de campo a mover tropas con más seguridad o posiciones estratégicas. Por supuesto, el ámbito civil también puede aprovechar un display como este. Los controladores de tránsito aéreo podrían tener vistas 3D de los aviones que deben aterrizar en un aeropuerto congestionado. Incluso los trenes podrían beneficiarse de esta tecnología. Pero seguramente el sector que más dinero ganará con CSpace es el del entretenimiento. Ver una película en 3D, o matar marcianos mientras corres alrededor del cubo puede ser una experiencia inolvidable.
De todos modos no hay que emocionarse demasiado, ya que los creadores del cacharro suponen que recién podrían tener modelos comerciales de su invento dentro de una década o poco más.