Lisandro Pardo
… acércate, toma asiento. Esto no es algo muy común aquí, ¿sabes? Muchos de los que trabajan en la Fundación tratan de mantener sus relaciones al mínimo. Accidentes, ataques, una falla en la contención. Un día están aquí, y al siguiente desaparecen… si tienen suerte. Pero algunos SCPs aprendieron que la unión hace la fuerza. Se mantienen unidos, trabajan en equipo, coordinan sus esfuerzos… no dudan. ¿La peor parte? Somos su plato preferido. Un manjar desde la piel hasta los huesos. Ahora, hablemos de SCP-906…
La Fundación no sabe de dónde viene, pero no tardó demasiado en entender qué necesitaba para su contención. El área asignada para SCP-906 tiene tres metros de lado, con paredes de titanio de 12 centímetros de espesor, y una cápsula adicional que lo envuelve todo, hecha de vidrio resistente al ácido. La temperatura debe mantenerse por debajo de 5 grados Celsius para disminuir su actividad. Incluso su ciclo de alimentación está controlado: 80 kilos de carne cruda cada 42 horas. Ningún agente o científico puede entrar ahí. Sólo los Clase D, vigilados con cámaras. Algunos nunca salieron.
A simple vista, SCP-906 es… una masa. Grande, retorcida, de color marrón oscuro. Pero en realidad es mucho más que eso. A los cráneos aquí les gusta usar la palabra «supercolonia». La masa está hecha de gusanos, invertebrados que interactúan entre sí. Cuando está de cacería o debe cubrir distancias más amplias, se mueve en su estado de masa sin forma. Pero por algún motivo que nadie termina de entender… SCP-906 prefiere imitar al cuerpo humano y caminar como nosotros.
SCP-906 representa una de las peores combinaciones para la Fundación: Es un depredador por naturaleza, muy agresivo, y además… corrosivo. Puede crear una sustancia viscosa y semitransparente, a la par del ácido fluorhídrico, con la única diferencia de que no afecta a ciertos vidrios, y el titanio exhibe cierta resistencia.
En cuanto al resto… huesos, dientes, uñas, cabello, músculos y piel, ropa, joyería, la lista sigue. Una vez que SCP-906 encuentra a una presa, la persigue como si fuera un alfombra y la envuelve por completo. Nadie logró escapar de su interior, y créeme que la Fundación lo intentó varias veces. Los obstáculos son inútiles: SCP-906 sabe usar tuberías y ductos de ventilación para moverse. En menos de una hora, SCP-906 puede convertir el cuerpo de un hombre en líquido, al que termina consumiendo. Los primeros momentos de la digestión… no se olvidan fácilmente.
Me encantaría decir que el cuerpo humano es lo único que imita SCP-906… pero no es así. Cuando está en su forma bípeda, se lo ha descubierto emitiendo ruidos de animales, o repitiendo palabras como un loro. Todo parece indicar que utiliza esta habilidad para atraer más comida, sin embargo, hay algo más. En ocasiones, SCP-906 se burla de sus víctimas antes de atacarlas. El ruido que hace es… como una risa.
¿Podemos matarlo? Sí… con lanzallamas y nitrógeno líquido. El problema es que los individuos que forman a SCP-906 se reproducen rápidamente cuando son dañados. Si la contención llega a fallar, debemos ser implacables y destruir hasta el último gusano sin excepción. No hay otra alternativa. La Fundación hizo varias pruebas, y los resultados fueron contundentes: Somos sus favoritos, y nos reducirá a sopa apenas tenga la oportunidad.
