Cada vez que suena una campanilla, un ángel recibe sus alas… o al menos, eso es lo que dice la frase. En el multiverso de la Fundación SCP, la verdad es mucho más perturbadora. Verás, lo último que debes hacer es permitir que un ángel obtenga sus alas. De hecho, la recomendación esencial, por el bien de tu seguridad y la del planeta entero, es que no te acerques a ellos, ni hagas ruido. Ningún ruido. SCP-469 es una de las criaturas más escalofriantes que ha logrado contener la Fundación, y hoy vamos a aprender por qué.
Ángeles. ¿Representantes del bien, o agentes del caos y la destrucción? En la Fundación SCP no están tan seguros de la respuesta. Es más, muchos oficiales creen que no hay una diferencia real entre ambas posiciones. Algunos rumores dicen que uno de los SCP primordiales es un ángel gigante, armado con una espada que puede destruirlo todo. Por supuesto, propagar rumores dentro de la Fundación es muy riesgoso, y tiene consecuencias tan espantosas que la muerte suele ser la opción más piadosa, pero ni siquiera la amenaza de un destino ominoso los ha borrado por completo. Ahora… SCP-469 no es ningún rumor. Está allí, su apetito es terrible, y debe ser destruido.
Los archivos de la Fundación no poseen datos sobre el origen de SCP-469. A simple vista, es una pila gigantesca de plumas blancas con casi nueve metros de diámetro, pero no son producto de un accidente, sino que pertenecen a una serie de alas entrelazadas. Algunas son pequeñas, con unos pocos centímetros de longitud, y otras se extienden por varios metros. Las alas están conectadas a la espalda de un ser en el centro. Su forma es humanoide, y permanece en posición fetal. El único sustento de SCP-469 es el sonido. Cualquier sonido. Toda la energía que obtiene por esa vía, SCP-469 la utiliza para crear nuevas alas, cada vez más grandes. Aquellos que deban ingresar a la recámara de SCP-469 están obligados a llevar equipo especialmente preparado para aislar sonidos corporales, y a comunicarse vía texto o gestos.
A través de múltiples pruebas, los oficiales demostraron que SCP-469 tiene cierta preferencia por sonidos rítmicos y musicales. A mayor volumen y frecuencia, más rápido crecen sus alas, pero como dije más arriba, puede aprovechar cualquier sonido. Esa ventaja revela la perturbadora naturaleza de SCP-469. Nadie, bajo ninguna circunstancia, debe tocar sus plumas en forma directa o acercarse demasiado a ellas, o será capturado y envuelto por las alas de SCP-469. Su apariencia es blanda y suave, pero sus filamentos se comportan como agujas, perforando la ropa y entrando en la carne. Las plumas liberan una neurotoxina que dispara cada receptor nervioso en el cuerpo, e inyectan estimulantes para mantener a su presa despierta. Su objetivo es escalofriante: SCP-469 quiere que sus víctimas griten de dolor, terror y desesperación. Ese es su alimento.
Todos los intentos por eliminar a SCP-469 han fallado. Los lanzallamas y el fuego hacen demasiado ruido, que la criatura absorbe para generar nuevas alas más rápido de lo que las pierde. Cualquier plan basado en perforación o corte requiere trabajar cerca de SCP-469, y eso ya se cobró la vida de dos agentes. La Fundación SCP continúa evaluando métodos que garanticen la destrucción total de SCP-469, pero al mismo tiempo, no puede reprimir su curiosidad. En uno de sus experimentos, hicieron sonar una campanilla frente al «ángel». SCP-469 abrió sus alas y despertó. Lo que pasó después fue tan horrible… que los responsables lo enterraron en lo más profundo de la Fundación.