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Los archivos Creepypasta de la SCP: SCP-4666

«El Hombre de Yule»

SCP-4666

… ya se acerca el fin de año, ¿verdad? ¿Tienes algo planeado? ¿Vacaciones? ¿Obsequios? ¿Una buena comida? Supongo que esos son privilegios de la gente normal… pero tu insistencia te ha permitido aprender mucho. Ya no eres como ellos. Hoy sabes muy bien que hay… cosas, allá afuera. Cosas que esperan y se mueven en la oscuridad. Cosas que comen y que odian. Y algunas de ellas aprovechan ciertos períodos… ciertas temporadas. Navidad y Año Nuevo, por ejemplo…

El árbol, las luces, el hombre gordo repartiendo juguetes. Música de temporada que se repite hasta el cansancio. El color y el ruido. ¿Para qué? ¿Crees que es algo estrictamente comercial? ¿Que tratamos de establecer una conexión con épocas más sencillas? En lo personal, tengo otra visión. Tal vez… la idea es mantener alejado a algo… o alguien. Una fuerza. Un peligro. No estoy inventando nada aquí, amigo. El muérdago no es sólo para los amantes, sino que también brinda protección frente a brujas y demonios. Tenemos barreras, escudos… pero no siempre funcionan. Al menos, no con él.

Decimos «él» porque el puñado de reportes disponibles sugieren que se trata de un hombre. Descendencia europea, mide más de dos metros de alto, y es viejo. Muy viejo y demacrado. Siempre va desnudo, sin importar qué tan frío sea el clima. Sus apariciones parecen estar concentradas sobre el paralelo 40 norte, cubriendo distancias que serían imposibles para un ser humano anciano y sin vestimenta. La Fundación lo llama SCP-4666.



La actividad de SCP-4666 sigue el mismo patrón: Dura cerca de doce días, desde la noche del 21 o 22 de diciembre hasta la noche del 1 o 2 de enero. La Fundación usa el término «Eventos Weissnacht» para identificar a sus manifestaciones, todas con tres elementos en común: Las residencias son rurales y aisladas, las familias que viven en ellas tienen al menos un pequeño de ocho años o más joven, y el área está cubierta de nieve.

Durante las primeras siete noches, los niños indican que SCP-4666 se mantiene a cierta distancia de la casa, observando desde un campo, o el límite de un bosque, con algunas excepciones en las que SCP-4666 estaba pegado a sus ventanas. En las cuatro noches siguientes, todos los miembros de la familia reportan ruidos de pasos provenientes del techo o el ático, acompañados por un olor espantoso. En este punto, los padres suelen creen que hay alguien acechándolos, o que la casa está maldita. Y en la última noche… pueden pasar dos cosas.


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La primera es… la más frecuente. SCP-4666 entrará a la casa y asesinará a todos los miembros de la familia, salvo por un menor de ocho años, al que secuestra. SCP-4666 se toma el tiempo de incapacitar a sus víctimas, para luego torturarlas en una misma habitación, de modo que todos allí ven el proceso. La causa final de muerte varía con cada encuentro, pero siempre hay un factor común, y es la absoluta crueldad de SCP-4666.

La segunda posibilidad alcanza al 15 por ciento de los Eventos Weissnacht. SCP-4666 no sólo evita atacar a la familia, sino que deja obsequios a los pies de la cama de cada niño. Los juguetes… están hechos con los restos de otros pequeños. Piel, huesos, músculos, tendones.


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Múltiples rumores sugieren que los Eventos Weissnacht se remontan al primer siglo antes de Cristo, pero los datos antiguos más firmes son del año 1498. El arzobispo encargado de la investigación declaró a la matanza como «un ritual demoníaco» con detalles paganos. En 1913, asesinó a una familia entera en Eichstätt, y se llevó al hijo más joven, de tres años. Las autoridades encontraron los cuerpos de los padres y otros cinco niños en un establo cercano a la casa. Todos fueron clavados contra las paredes de madera, con sus manos atravesadas por cuchillos, horcas, y otros elementos punzantes. SCP-4666 les cortó la lengua, y los dejó sangrar hasta morir. Usó su sangre para dibujar patrones extraños en dos vacas, una mula y una cabra, pero no dañó a los animales.

Una familia noruega tuvo un destino similar en el ’71. Todos muertos, con la excepción de una niña de cinco años, desaparecida. Los cuerpos de dos adultos y dos niños estaban en el sótano. SCP-4666 arrancó al menos una extremidad de cada uno a pura fuerza bruta, y los apuñaló 39 veces, probablemente usando uno de los huesos. Después se encargó de destripar los cuerpos, retirar ambos intestinos, y cortarlos en trozos de 30 a 50 centímetros. Usó el excremento para dibujar símbolos en las paredes del sótano.


Esa huella… no es humana

La Fundación ha rastreado con intensidad a SCP-4666 desde 1974, año en el que activó un programa especial de reconocimiento de anomalías, recolectando información sobre muertes violentas ocurridas en el hemisferio norte durante los dos primeros días de enero. Los agentes encontraron cabellos blancos en varios hogares invadidos por 4666, aunque el laboratorio nunca logró extraer una muestra de ADN. Pero lo más importante es que descubrieron huellas dactilares… huellas que no pueden ser humanas.

… Supongo que quieres saber sobre los obsequios. Tambores de piel. Cuchillos de hueso. Una flauta hecha con el fémur de un niño. La cabeza de otro pequeño envuelta en capas de piel y transformada en un balón. Sus creaciones son crudas y monstruosas… pero eso no es todo. Uno de los Eventos Weissnacht de 2018 sucedió en Alaska. SCP-4666 visitó a una familia y dejó varios obsequios allí… incluyendo una muñeca de tamaño real, basada en el cuerpo de una niña demacrada y famélica. El vestido estaba cosido a la piel en varias partes, su boca había sido cerrada con hilo, le faltaban tres dedos y los dos ojos (dos piedras pintadas ocupaban su lugar), su cuero cabelludo había sido reemplazado… y estaba viva.


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La niña sobrevivió 18 horas en el hospital, tiempo suficiente para que los agentes de la Fundación pudieran interrogarla. Empezó a hablar en un idioma extraño con raíces protogermánicas, pero logró intercambiar algunas palabras en ruso con uno de los agentes. El monstruo torturó y mató a sus padres, y la metió en una bolsa. Gritos y gritos toda la noche. Una casa, un niño. Los llevó bajo tierra. Barro, frío, huesos. Muchos niños, todos trabajando. Ellos hacen los juguetes. Sin trabajo no había comida. Si se quedaban dormidos, eran castigados, torturados, devorados. Y si no podían trabajar… se convertían en juguetes.

El nombre de la niña era Ekaterina Morozova, 7 años, desaparecida el 2 de enero de 2016 en Dubovka. Pesaba 15 kilogramos.


CLASIFICACIÓN: KETER


Escrito por Lisandro Pardo

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