Me sigues buscando, me sigues encontrando. El día y la hora no son importantes… sólo los archivos. Y aquí estás. Quieres más. Honestamente no sé si pueda o deba detenerte. Sólo recuerda: Hay cosas peores que la muerte en la Fundación, y si alguna de ellas te atrapa, tal vez te pierdas para siempre. Podrías terminar mutilado, devorado en vida, extraviado en otra dimensión, detenido como un SCP más… o convertido en una incubadora, y no lo sabrás hasta que sea demasiado tarde.
Déjame darte un ejemplo: SCP-1104. Su contención demanda un área de diez kilómetros de diámetro, designada oficialmente Sitio-104. La ubicación exacta es clasificada, y todo lo que escape de allí con una masa superior a 10 kilogramos debe ser exterminado vía incineración, con la única excepción de personal autorizado. La única manera de entrar y salir en una pieza es usando un sistema de filtrado N100. De lo contrario… tu cita con un lanzallamas estará garantizada.
Si observas el archivo comprobarás que SCP-1104 se parece a un cangrejo. Algunos creen que se trata de un quelicerado, aunque hay muchos aquí que no están de acuerdo con esa clasificación. No soy ningún experto, pero tiene varias similitudes con los cangrejos araña. No he visto ninguno en persona… afortunadamente.
Sin embargo, esa es apenas la fase adulta de SCP-1104. Verás, el Sitio-104 está cubierto con tubos de lava que salen a la superficie. Los tubos expulsan cientos de SCP-1104 en estado larvario, y dependiendo del clima pueden viajar decenas de kilómetros, esa es la razón por la que la Fundación vigila tan de cerca a la región. Las larvas son muy pequeñas, 0.4 milímetros, imposibles de detectar a simple vista… pero lo peor que puede pasarte es respirar aire cargado de ellas.
Las larvas… se instalan rápidamente en la mucosa nasal, y liberan antagonistas del receptor H1 para evitar la inflamación local y la introducción de larvas adicionales. El proceso es lento, entre seis y ocho meses. Todo lo que siente el infectado son dolores de cabeza ocasionales, pero SCP-1104 está creciendo, desarrollando apéndices que pasan por los canales etmoidales… hasta llegar a los nervios ópticos. En este punto es cuando SCP-1104 comienza a manipular a su anfitrión, ejerciendo presión sobre los nervios hasta que detecta una fuente de sulfuro de hidrógeno.
En un intento por evitar el dolor y las dificultades en su visión, la víctima hará lo posible para acercarse a esa fuente, pero se han documentado casos de resistencia. Una vez que la concentración de sulfuro de hidrógeno es lo suficientemente alta, SCP-1104 proyecta sus apéndices hacia la corteza prefrontal, provocando el colapso de su anfitrión. Lo único que le queda por hacer a SCP-1104 es salir del cuerpo… a través de la cavidad ocular, la nariz, la boca, las mejillas… o todo a la vez.
La Fundación no logró documentar aún la vida subterránea de SCP-1104 después de bajar a las fuentes de sulfuro. Todo intento de envenenar o remover quirúrgicamente a una instancia adulta de SCP-1104 no hizo más que… adelantar el proceso de salida. ¿La peor parte? En la mayoría de los casos, sus víctimas no mueren. Las lesiones en la cavidad ocular y en el resto del rostro los deja en absoluta aspontaneidad, casi como vegetales.
Puedo verlo en tus ojos, y creo que has tenido suficiente por hoy. Antes de que te vayas, dos cosas más: El sulfuro de hidrógeno tiene olor a huevos podridos, y vigila esos dolores de cabeza… por si acaso.