Si estudias de cerca las «necesidades» que tienen algunos de nuestros residentes, seguramente notarás un patrón bastante bien definido. Carne, sangre, huesos, espacio para crear nidos y colonias. El cuerpo humano está repleto de recursos… pero somos más que eso, ¿no lo crees? Muchos en la Fundación siguen la ruta espiritual y hablan del alma o la psique, un «aliento vital» más allá de lo físico. Y después están los que piensan que sólo somos impulsos eléctricos, un cerebro acoplado a una larga cadena de nervios. El problema es… que hay cosas aquí que también quieren eso.
¿Te gustaría verlo más de cerca…? No hay problema, el equipo lo alimenta con frecuencia y se vuelve más dócil después de eso. Un cerebro fresco de vaca por semana, ni más ni menos. Obviamente, todos los que entran allí deben estar protegidos, aunque no es la contención más compleja que hemos hecho. El tanque contiene solución salina. Nada especial, pero por sus reacciones podemos calcular que se siente… más cómodo así.
Tus ojos no te engañan. SCP-1027 es un sistema nervioso central completo, muy similar al de un ser humano que… vive fuera del cuerpo. Todas y cada una de sus estructuras neurales registran capacidad de movimiento, y su sistema sensorial parece funcionar sin dificultades. Ojos, cócleas… suena extraño decir que puede ver y escuchar como cualquiera de nosotros, pero no tenemos razones para creer lo contrario.
La diferencia principal en comparación con un ser humano está en sus neuroglías. El revestimiento en las células de SCP-1027 es un 300 por ciento más grueso, y el recubrimiento glial se extiende a toda la longitud de las células. Esa combinación es lo que le permite vivir fuera de un cuerpo, pero como podrás imaginar, no cuenta toda la historia. ¿Cómo llegó aquí? ¿Qué quiere? ¿Por qué cerebros?
No puedo ayudarte con la primera pregunta, pero SCP-1027 se «alimenta» de neurotransmisores presentes en los cerebros de mamíferos. El proceso es… parecido a la ósmosis, pero no hemos podido determinarlo con exactitud. Sólo sabemos que las neuroglías extraen y absorben ciertos componentes. De hecho, ni siquiera estoy seguro de que sea correcto llamarlo «alimentación». SCP-1027 ha sobrevivido durante semanas sin acceso a esos químicos. Más que una necesidad biológica para subsistir, la extracción sugiere… otra cosa. ¿Una adicción, tal vez? ¿Placer?
Una cosa es segura: Cuando tiene a una presa viva cerca, no puede detenerse. SCP-1027 se fusionará con el sistema nervioso apenas tenga la oportunidad, drenando neurotransmisores hasta matarla. Lo más perturbador es que su comportamiento cambia cuando la víctima es humana. No importa si está viva o si falleció recientemente, una parte de SCP-1027 ingresa al cerebro a través del conducto auditivo, hasta perforar las membranas meníngeas.
Una vez que lo logra, SCP-1027 usa sus ganglios neurales para inyectar un compuesto modificado similar a la dopamina directo en el cerebro invadido, junto a un leve impulso eléctrico. En más del 90 por ciento de los casos, el sistema nervioso de la víctima comienza a transformarse en una nueva instancia de SCP-1027. La separación del cuerpo se completa con una descomposición más rápida de lo normal. Básicamente, el nuevo SCP-1027 pudre al cuerpo desde el interior.
Los cráneos aquí insisten en que las instancias adicionales de SCP-1027 no tienen recuerdos previos a la transformación, y que su inteligencia es similar a la de un primate, pero en lo personal tengo mis dudas. Claro que… las aguas siempre están divididas aquí. ¿Mantenemos la contención, o debemos destruir a estas criaturas si existe la posibilidad? Me gustaría saber tu opinión… cuando regreses por más.