Si las máscaras teatrales te parecen un poco perturbadoras, honestamente no puedo culparte. Parecen esconder un lado oscuro y perverso, transformando por completo a quien las usa. ¿Acaso esa es su naturaleza, o sólo sirven como sello para contener a algo más? Esta pregunta nos arroja nuevamente a los archivos de la Fundación SCP, donde encontramos un caso muy especial: SCP-035. A simple vista, una máscara teatral como cualquier otra. Pero si en verdad puedes verla, ya estás muy cerca de ella… y es demasiado tarde.
¿Qué clase de horrores fundamentales se esconden en objetos comunes? ¿Cómo llegan allí en primer lugar? ¿Fue una acción premeditada, o una maniobra desesperada de último momento? Lamentablemente, estas preguntas no suelen tener respuestas sólidas, y todo lo que queda es el horror, además de los esfuerzos por contenerlo. En el caso de SCP-035, dichos esfuerzos con cada vez mayores… y menos efectivos. La historia de este SCP comienza con su descubrimiento dentro de una cripta sellada bajo una casa abandonada en Venecia, en algún punto del siglo XIX (la fecha exacta es información clasificada). Su apariencia es la de una simple máscara de comedia, hecha en porcelana. El hecho de que pueda cambiar de comedia a tragedia por sí sola nos advierte que algo está muy mal con esa máscara… pero lo peor es el líquido.
SCP-035 despide de sus ojos y boca un líquido altamente corrosivo que corrompe y deteriora todo lo que toca. El vidrio ha demostrado cierta resistencia a esa corrupción, y la Fundación lo utiliza como su contenedor principal, pero aún así debe ser reemplazado cada dos semanas. El derrame del líquido siempre sucede por la parte frontal de la máscara, y nunca se lo ve del otro lado. A pesar del perturbador espectáculo, cualquier persona que tenga contacto visual o se encuentre a menos de 2 metros de distancia de SCP-035 sentirá un enorme deseo de usar la máscara. La Fundación decidió… experimentar en más de una oportunidad con esta propiedad. Al colocarse la máscara, el usuario sufre muerte cerebral inmediata, y es «reemplazado» por una nueva personalidad emergente. Esta conciencia atrapada en SCP-035 provoca una severa descomposición del cuerpo físico que controla, hasta convertirlo en algo similar a una momia, pero jamás pierde capacidad cognitiva.
SCP-035 es extremadamente inteligente y carismático, con un dominio lingüístico superlativo. SCP-035 también posee información sobre eventos históricos y otros SCP, lo cual es de un valor considerable para la Fundación. Sin embargo, una serie de análisis psicológicos posteriores revelaron que SCP-035 posee una naturaleza manipuladora y sádica. Con unas pocas palabras logró transformar a varios elementos del personal en simples sirvientes, o los ha llevado al suicidio. La mente humana es como plastilina para SCP-035, e incluso admite que lo único que necesita para «cambiar» a alguien, es tiempo. Esto quedó comprobado más allá de toda duda tras un intento de escape. SCP-035 convenció a una parte del equipo de investigación para que lo liberen, y las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a usar fuerza letal. Varios incidentes encadenados llevaron a la decisión de sellar permanentemente a SCP-035, y negar el acceso a otros huéspedes. Las protestas del personal (con acciones violentas incluidas) no hicieron más que confirmar la extensión de su corrupción. Todos aquellos que estuvieron en contacto con SCP-035, fueron purgados.
![SCP : Sedition - SCP-035 [Tape 01]](https://i.ytimg.com/vi/1MU7s8zTDtk/hqdefault.jpg)
A partir de este punto, la contención de SCP-035 se volvió una pesadilla. Las paredes de su celda chorrean sangre. Utiliza el líquido para escribir oscuros pasajes en italiano, griego y latín, o crea diagramas con rituales de sacrificio y mutilación. Uno de los equipos encargados de traducir los pasajes cometió suicidio en masa. Otros investigadores dicen escuchar risas y susurros. La cantidad de sangre es tan grande, que SCP-035 ha logrado crear tentáculos para agarrar o atacar al personal. La estrategia actual de la Fundación es cambiar a SCP-035 de celda cada vez que sea necesario, pero otros insisten en reinstalar sus privilegios de comunicación. ¿Es esa la mejor opción, o la primera purga no fue suficiente…?
