Todo miedo pierde potencia una vez que es explicado, ¿no lo crees? Tal vez no se vaya por completo, pero no muerde tanto como al principio. Aún así, eso que nos revuelve las tripas de verdad se inclina hacia lo primordial y lo básico. Ya sabes… cosas que se mueven cuando deberían estar quietas, sonidos extraños en la noche. Lugares donde la vida no es… bienvenida. Cementerios. Morgues. La muerte no es lo peor que puede pasarte en la Fundación. Por un lado, aquí tratan con ella todos los días, y por el otro… no siempre es permanente. Ven conmigo.
Comenzó en la morgue de un hospital británico. No puedo decirte la ubicación exacta porque la Fundación se encargó de censurarla, pero sí sé que las anomalías comenzaron a manifestarse en algún noviembre de los años ’80. Hasta ese punto no había sucedido nada extraño… sólo una morgue más en un hospital normal. Una vez que recibieron la primera ronda de reportes, los agentes se movieron rápido: Declararon toda la zona en cuarentena, inventaron una historia sobre una demolición, y asignaron un nombre… SCP-022.
Aún están trabajando para medir la frecuencia, pero lo que sucede es que tarde o temprano… una de las puertas de la morgue se abre sola. En su interior siempre hay un cadáver, cubierto de pies a cabeza. En menos de seis minutos, el muerto se levanta y trata de dejar la morgue. No importa qué tan descompuesto esté o qué tan avanzado sea el daño. En ciertos casos ni siquiera lograron bajar de la mesa… pero créeme que lo intentan. Cada vez que «vuelven a morir» sobre la mesa, SCP-022 recupera al cadáver y cierra la puerta de nuevo. Algunos de los que presenciaron esto hablaron de un olor a carne quemada después del hecho.
El verdadero problema son los que pueden caminar. No respiran, no comen, no duermen… y son más fuertes que un humano normal. No sabemos cuál es la fuente de energía que los hace moverse, pero el estado del cuerpo no tiene nada que ver. Cada parte sigue moviéndose aún después de haber sido cortada. Si estás pensando en una «solución zombie», no funciona aquí: Destruir el cerebro o decapitar a los cuerpos no sirve de nada.
La buena noticia (si es que podemos llamarla así) es que los cadáveres se mueren una segunda vez. A veces tardan un par de días, a veces… tres o cuatro semanas. ¿Te preguntas de dónde salen? Hasta ahora, cada una de las instancias (SCP-022-1, para ser más formales) coincide con reportes de cadáveres robados en morgues de todo el Reino Unido. Así es, algo o alguien se dedica a extraer muertos y «procesarlos» en SCP-022. Pero eso no es lo peor.
Verás, algunos cuerpos surgen en muy buenas condiciones de SCP-022… con sus bocas, tráqueas y lenguas intactas. Eso les permite hablar sin demasiadas dificultades, y como podrás imaginar, la Fundación no desperdició la oportunidad. Ahora, si piensas que hablar con los muertos no es tan perturbador, tal vez sea suficiente el hecho de que los muertos no son quienes parecen.
El primero fue un hombre llamado John, atrapado en el cadáver de un asiático de 54 años. Se volvió loco, empezó a los gritos, seis agentes tuvieron que sostenerlo debido a su fuerza. Después de esa entrevista, la Fundación colocó al clase D-5619 en la mesa de SCP-022. El sujeto desapareció cuando la puerta se cerró… y luego regresó en el cuerpo de una niña de 12 años que había perdido el brazo derecho y parte de su torso. Tres semanas después, SCP-022 devolvió el cuerpo de D-5619, controlado por una anciana de 89 años.
SCP-022 no sólo está reviviendo a los muertos. También está reciclando almas… o haciendo algo peor con ellas. La Fundación decidió introducir varias cosas en SCP-022, vivas y muertas. Casi todo apareció en la habitación ubicada directamente sobre la morgue, con diferentes niveles de descomposición. Todo lo que es metal termina oxidado, y lo que no, sólo se pudre ahí. La única excepción son los cuerpos humanos. SCP-022 los almacena en otra parte… para usarlos más tarde.