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Crean un metal con rayos láser que repele el agua

El agua es un recurso vital, pero en más de una ocasión necesitamos mantener algo completamente seco, y no me refiero a absorber el líquido con un trapo, sino a rechazarlo por completo. En el pasado hemos visto algunos ejemplos muy interesantes de superficies hidrofóbicas, sin embargo, en la Universidad de Rochester acaban de escribir un nuevo capítulo creando un metal con una superficie tan eficiente que no requiere de un revestimiento adicional.

Digamos que alguien lava una sartén. La coloca en el fuego, arroja un poco de aceite en ella, y espera a que gane temperatura. Lo más probable es que hayan quedado algunas gotas de agua en la superficie, y una vez que alcanzan el punto de ebullición, allí es cuando todos deben correr por sus vidas. Es lógico asumir que la próxima vez, el temerario de la cocina debería usar una sartén con teflón y prestar mucha más atención a la hora de secarla, pero esto no es más que un simple ejemplo de lo que pasa cuando el agua está en un lugar poco apropiado. Desde los efectos del óxido hasta el ala congelada de un avión, hay veces en las que el agua simplemente nos juega una mala pasada. Con anterioridad se desarrollaron varios revestimientos y tratamientos que ayudan a una superficie a repeler líquidos, pero lo que acaban de hacer en la Universidad de Rochester, es sensacional.

El trabajo del profesor Chunlei Guo comenzó con la creación de una superficie superhidrofílica, o en otras palabras, que atrae agua. Su desarrollo fue tan eficiente, que el agua era capaz de escalar la superficie del metal en contra de la gravedad. A partir de allí, su objetivo fue ir en la dirección opuesta, y crear un metal superhidrofóbico. La técnica está basada en una tecnología previa de la universidad, que utiliza pulsos láser para hacer negro a cualquier metal. En esta ocasión, los pulsos láser son aplicados de modo tal que generan estructuras a escala micro y nanométrica. La nueva superficie repele el agua con tal intensidad que podemos observar a las gotas rebotar y salir despedidas, casi como si tuvieran pánico real de entrar en contacto. La mejor parte es que durante su escape, las gotas de agua arrastran partículas de polvo y otros materiales, causando que la superficie no sólo quede seca, sino también limpia.

El desarrollo de Guo no demanda químicos, y no se gasta con el paso del tiempo. Si la comparamos con el teflón, que requiere una inclinación de 70 grados antes de que el agua comience a deslizarse, la superficie de Guo necesita cinco grados o menos. Guo ha destacado el potencial de la superficie hidrofóbica láser en campos como salubridad e higiene. Esto podría llevar a la creación de sistemas de recolección de agua más eficientes, y a inodoros con una drástica reducción en su uso de agua. ¿Suena familiar? Así es, la Fundación Gates ha brindado soporte a Guo y su equipo.

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Escrito por Lisandro Pardo

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