Tim Berners-Lee no es un nombre que se pueda olvidar con facilidad. Después de todo, estas palabras no aparecerían publicadas aquí si no fuera por su trabajo, y el de sus colegas. Pero Tim Berners-Lee se ha convertido en alguien muy crítico de su creación, y de la forma en la que es utilizada. Su próximo objetivo, al igual que el de muchos otros expertos, es reinventarla.
Cuando Tim Berners-Lee se detiene a hablar sobre la Web, automáticamente debemos escuchar. Han pasado 27 años desde que escribió su famosa propuesta de «una gran base de datos de hipertexto con enlaces escritos», y creo que en ese momento no imaginó la dimensión que iba a adquirir su creación. Aún así, Tim Berners-Lee no está feliz con lo que ve, y no le agrada el camino que ha tomado la Web. Por supuesto, desde un punto de vista general la Web es algo grandioso, pero también destaca que el espionaje, el bloqueo de portales, el reciclaje de contenido de los usuarios y los errores en las redirecciones no hacen más que socavar el espíritu original con el que fue creada la Web, que es el de ayudar a la gente.
En un intento por corregir eso, Tim Berners-Lee se reunió con otros nombres de muy alto perfil en la Web, entre ellos Brewster Kahle del Internet Archive, y Vint Cerf, una de las mentes maestras detrás del protocolo TCP/IP. El plan es abrir una nueva fase para la Web, o por qué no reinventarla por completo, colocando mucha más atención en el concepto de descentralización, e impedir en esencia lo que está sucediendo hoy, con agencias gubernamentales interviniendo a gusto sin ninguna clase de regulación, y corporaciones que han obtenido posiciones de privilegio, con la capacidad de hacer o deshacer la Web.
Aún así, esta «nueva Web» también busca garantizar dos aspectos críticos, que son estabilidad y permanencia. Citando al propio Vint Cerf: «La gente piensa que hacer las cosas digitales significa que durarán para siempre, pero eso no es verdad ahora». Otro aspecto que se discutió en esta «Cumbre para una Web Descentralizada» es el de distribuir páginas web sin apelar a los métodos tradicionales de control, o en otras palabras, reducir el rol del servidor web convencional. Por supuesto, una mayor descentralización equivale a eliminar intermediarios, y el propio Berners-Lee reconoce que no será sencillo. Según sus palabras, la Web «ya está descentralizada», pero el verdadero problema reside en el dominio de una red social, de un motor de búsqueda, de una plataforma de microblogging. El problema no es técnico, sino social.