Parece ridículo que viendo el avance de la tecnología médica si hoy nos quebramos un brazo tengamos que usar un yeso idéntico al que usaron otras personas en décadas pasadas. Es por eso que Jake Evill, de la Universidad Victoria de Wellington, creó el corrector ortopédico Cortex, una especie de red de plástico generada por una impresora 3D para encajar perfectamente con el hueso a mantener estático.
La tecnología médica está cada vez más avanzada y lo podemos ver en prótesis, aparatos dentales y todo tipo de procesos quirúrgicos. Entonces parece ridículo que si nos quebramos un brazo tengamos que usar un yeso idéntico al que le pusieron a nuestro abuelo en 1957. Tarde o temprano algún inventor iba a encarar este problema y el año pasado Jake Evill, de la Universidad Victoria de Wellington, creó el corrector ortopédico Cortex, una especie de red de plástico generada por una impresora 3D para encajar perfectamente con el hueso a mantener estático, lo que lograba que fuera a la vez más cómodo, más liviano y también más higiénico.
El yeso Cortex está pasando actualmente por pruebas técnicas, pero Evill en colaboración con otros científicos ya perfeccionó el modelo con algo digno de ciencia ficción: un módulo de ultra sonido que contribuye a la corrección de los huesos. Según Deniz Karasahin, el científico en cuestión, está probado que el uso de ultra sonido de pulsos de baja intensidad en sesiones diarias de veinte minutos aumenta el ritmo de curación en un 80% generando un temblor imperceptible para el paciente pero que estimula la unión de una fractura. Con el yeso tradicional esto es básicamente imposible, pero con el diseño Osteroid de Karasahin sería mucho más fácil de hacer.
Por ahora el molde de Osteroid es sólo un prototipo pero su diseño luce confortable ya que se han añadido orificios de ventilación para permitir la entrada de aire en la piel y la posibilidad de rascarse cuando surja comezón (algo muy habitual y bastante molesto en este tipo de casos). Las pruebas de los modelos han sido de lo más exitosas así que no te sorprendas si en pocos años nos olvidamos de lo que era un yeso…de yeso.