Los anuncios sobre nuevos modelos de corazones artificiales parecen haberse convertido en algo común. Es que los científicos están echando mano a las nuevas tecnologías para lograr un órgano cibernético capaz de reemplazar a los originales. Hace unas semanas vimos como la carrera espacial había sumado su granito de arena para resolver el problema. Hoy es el turno de la levitación magnética, empleada en los trenes de alta velocidad.
Desde el punto de vista mecánico, un corazón es “simplemente” una bomba que hace circular la sangre a través de nuestro cuerpo. Pero detrás de esa aparente simpleza, se esconden detalles que hacen muy difícil para los ingenieros la construcción de un equivalente artificial que reemplace lo que la evolución tan bien ha diseñado.
En NeoTeo hemos visto algunos modelos de corazones artificiales muy ingeniosos, incluso los que emplean la tecnología utilizada en nuestros satélites, que se encuentran en una etapa de desarrollo tal que permiten los ensayos en animales. También hay modelos más burdos, para pacientes esperando un donante, que salvan la vida de miles de personas cada día. Ahora, científicos argentinos han puesto en marcha un modelo que emplea la misma tecnología de levitación magnética, esa que le permite a los trenes de alta velocidad desplazarse “por el aire”. Al momento, este modelo ha salvado la vida de 31 pacientes.
En efecto, se trata de una bomba externa que se conecta mediante conductos especiales y le permite al paciente sobrevivir hasta ser transplantados. Este tipo de corazón artificial se emplea sin quitar el órgano original de la persona y funciona en pacientes adultos y en niños. Este modelo en particular, que dispone de dos ventrículos, se aplica en casos de extrema urgencia, y se ha utilizado en varios centros hospitalarios públicos y privados de Argentina.
"Es el primer caso registrado con éxito en América latina", afirmó Blas Mancini, jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular del Hospital Alemán de ese país, uno de profesionales que participaron de las intervenciones. El dispositivo en cuestión se llama Centrimag, y es fabricado por Levitronix. Su principal característica es que funciona mediante un sistema de levitación magnética, el mismo que permite a los trenes quedar suspendidos en el aire por encima de las vías y viajar a muy altas velocidades. "El corazón artificial que utilizamos también funciona con el sistema de levitación magnética: hace que el sistema trabaje de manera estable", aseguró el jefe de la Unidad Coronaria y Terapia Intensiva del Hospital Alemán, Pablo Comignani.
No posee juntas ni rodamientos, algo que por lo visto es fundamental para evitar el riesgo de la formación de trombos que puedan terminar con la vida del paciente. Los usuarios de esta “bomba centrifuga” pueden permanecer despiertos y con una cierta libertar de movimientos, mientras la máquina envía unos 10 litros de sangre por minuto a través de su cuerpo. El eje del corazón gira a unas 5.500 revoluciones por minuto.
Los pacientes ideales para el Centrimag son aquellos que han tenido algún tipo de infección viral que les haya provocado una miocarditis (inflamación del músculo cardíaco), los que han sufrido infartos y aquellos casos de cardiomiopatías que se desarrollan después del parto en algunas mujeres.