“The Mist” es claustrofóbica y agobiante. Todo sucede un día cualquiera, como puede ser hoy, ahora mismo. Una espesa y espeluznante niebla envuelve una pequeña ciudad de Estados Unidos. Y no, detrás de esta niebla no se ocultan fantasmas de leprosos, como sí sucede en “The Fog” (1980), un filme con una premisa similar. Lo que se esconde en la niebla de “The Mist” es mucho, muchísimo, más escalofriante. La colisión de dos mundos, donde sólo uno puede reinar. Por un lado, nosotros. Humanos ignorantes y completamente inconscientes del lugar que ocupamos en el universo. Por el otro, criaturas de pesadillas. Monstruosidades para las que solo somos alimento, la parte más débil de su complejo ecosistema. “The Mist”, como bonus, incluye uno de los mejores peores finales en la historia del cine. ¡Yo te avisé!