Otra gema del cine surcoreano. Un clásico en este caso, que ha envejecido mejor que un buen vino. Perteneciente a la “Trilogía de la venganza” de Chan-Wook Park y mi preferida de las tres. Ya sabes: no me gusta contar tramas porque está bueno descubrirlas por tu cuenta, pero confía en mí, es una montaña rusa de emociones con un final que te deja “oooh noooo”. RECOMENDADÍSIMA.