Una vez más, la «víctima» de este estúpido desafío es la piel de quien lo lleva a cabo. La idea es tomar una goma de borrar, y frotar la piel con ella a toda velocidad. Algunas variantes tienen a los participantes recitando el alfabeto para medir el tiempo, o el alfabeto junto con una palabra de ejemplo por cada letra (a-agua, b-bañera, c-cama, etc.). En el mejor de los casos, piel irritada. En el peor, quemaduras y cicatrices.